Yo también fui al Nebrija’, el cuarto libro editado por el joven periodista jerezano Rubén Guerrero vio la luz el pasado viernes en el salón de actos del Colegio Elio Antonio de Nebrija, en la barriada de La Granja, donde precisamente Rubén dio sus primeros pasos escolares. A salón lleno la presentación corrió a cargo de Enrique Gallego, estando también presente el prologista del libro, Domingo Díaz.
Rubén Guerrero lleva editados libros de éxito como ‘Ganador’, la biografía de Esteban Vigo, el entrenador que llevó al Xerez CD a Primera División; Marcos Vida, libro solidario sobre las vivencias de Marcos Carribero; Fútbol en Libertad, donde habla del nacimiento del Xerez DFC y donde se puede leer una crítica al fútbol negocio y el rechazo de las aficiones a las sociedades anónimas deportivas; mientras que tiene dos libros escritos, aunque no publicados, como son “El suicidio del balón” y “Leyenda Benítez”, que es la biografía del ex jugador del Málaga y actual vicepresidente de la entidad, Antonio Benítez.
Su cuarto libro editado es “Yo también fui al Nebrija” que es “un álbum de recuerdos que se mezcla con un relato con ciertos tintes biográficos, pasajes de la memoria, recuerdos de aquellos tiempos”. No está centrado en la biografía de Rubén Guerrero, pero sí intenta, y lo consigue, contar una forma de entender la educación en los colegios de los años 70 y 80 “desde el nivel de respeto que existía, los valores que nos transmitían los profesores . Por eso este libro quiere ser también un homenaje a las madres, a los profesores de entonces y a esa segunda familia que era el colegio, donde nos pasábamos media vida con multitud de actividades extraescolares como los teatros. Era un colegio con mucha vida, con mucho corazón”.
Estamos hablando de un colegio que, de alguna manera, ha marcado el tiempo de vida en la barriada de La Granja ya que “cuenta con 44 años” y allí el periodista hizo “toda la EGB, la antigua EGB. Ahí me he parado, en ese modelo de educación, en esos profesores que se llevaba cuarenta años en las aulas, cuando ahora la mayoría del profesorado son de nueva generación...”.
Rubén dice que “creo que estaba en deuda con los profesores que fueron importantes en mi enseñanza y todavía más en los valores que me transmitieron. Sentí esa necesidad de expresar mis sentimientos sobre lo que me aportaron en el colegio, más allá de enseñarme los nombres de los ríos, las capitales de Europa o de América o los elementos químicos. Yo profundizo en esos pequeños comentarios que nos hacían que nos servían para saber cómo comportarnos, para enseñarnos el respeto a las personas, la solidaridad, esos matices que nos indicaban cómo nos teníamos que desenvolver según en qué situaciones . Eso es sinceramente lo que valoro y lo que intento transmitir, porque es lo que me ha quedado”.
Y le han quedado recuerdos de “la señorita Manola, de la señorita Isabel, de la señorita Chelo, de la señorita Esther, de don Francisco, de don Pedro..., porque en aquellos años el profesor era don y la profesora señorita...Estos son algunos de los nombres de los que me dieron clase y son nombres que constantemente han estado en mis recuerdos. A través de las redes sociales hablábamos los compañeros de vernos, de encontrarnos, pero eso no llegaba nunca a realizarse y ese espíritu de nostalgia me ha llevado a escribir este libro que además de recordar una etapa inolvidable también puede servir para que muchos de los que queríamos vernos nos volvamos a encontrar, que ha servido para reencontrarnos con nuestro pasado, con nuestros profesores, con nuestra gente. Son sensaciones vividas que ahora podemos recordar”.
El libro es a color, con una edición muy especial, extraordinariamente cuidada y que ya, de antemano, había tenido muchas reservas de venta. El éxito está asegurado, en un libro que ha vuelto a ser una nueva apuesta de Rubén Guerrero.
