La música es su vida y lo descubrió siendo muy pequeña. Las artes han impregnado su infancia y juventud y en la actualidad se siente una privilegiada por poder vivir de lo que verdaderamente ama.
Cristina García de la Torre nació en Sevilla, una tierra a la que quiere y de la que tiene recuerdos que la emocionan, pero se siente muy jienense porque a los 20 años llegó a esta tierra, donde está desarrollando su carrera profesional.
Sus padres, naturales de Jaén, descubrieron su talento. “Siempre tuve claro que me dedicaría al mundo del arte. De niña siempre estaba bailando y cantando. Mi primer piano me lo regalaron cuando aún no había cumplido los tres años y ya sacaba canciones de oído. Siempre estaba creando”, recuerda.
Estudió ballet clásico y flamenco y al mismo tiempo cursó los estudios de Piano en el Conservatorio Profesional de Música ‘Ramón Garay’. Los estudios superiores de Solfeo, Teoría de la Música, Trasposición y Acompañamiento los realizó en Granada y en Londres obtuvo la licenciatura de Dirección de Coro. “Fue a los catorce años cuando tuve que elegir y me decidí por la música”, recuerda.
Su etapa docente comenzó en el colegio Guadalimar, ejerciendo como profesora de Música en horario extraescolar.
Ahora, a sus 36 años, Cristina García de la Torre dirige su propio conservatorio privado de música (Título oficial de Enseñanzas Básicas), homologado desde el año 2014, y mantiene la Escuela de Música Maestro E. Cebrián, creada en 2001. “Mi idea de éxito es que mi conservatorio crezca como centro de referencia”, asegura.
Era muy joven cuando puso en marcha su empresa musical y el tiempo la ha reconocido con un trabajo bien hecho y que sigue sumando. “Nos va muy bien. Somos un equipo de 13 profesores unidos y el centro es muy potente. En Andalucía hay sólo tres conservatorios privados y uno es el nuestro. Trabajamos muy duro. Tenemos la suerte de combinar la formación como Escuela y como conservatorio privado”, reconoce.
Y es que además de la formación académica reglada, dan la oportunidad de formarse en música a padres con sus hijos y a niños con afición que no quieren estudiar de forma oficial. “Adquirir cocimientos de música desde pequeño es muy valioso para el desarrollo del cerebro del niño, para sus capacidades sociales y su sensibilidad artística y humana”, dice.
Un ejemplo son las voces de la Escolanía de la Catedral, todos niños músicos, y que Cristina dirige desde 2008. Sus voces han encandilado al público. “Es una responsabilidad y un privilegio. La ciudad aprecia a la Escolanía”, dice su directora.
Como profesional de la Música, reconoce que ésta es una ciencia y un arte en el que es imprescindible la disciplina. “No se puede conseguir todo de un día para otro”, reconociendo que “todas las profesiones marcan tu vida personal, pero la de músico te la dirige”. La recompensa es que su ocupación profesional no la concibe como un trabajo, sino como una forma de vida. “Mi recompensa es mi día a día”, dice una mujer que ocupa sus mañanas, tardes y noches con la música.
Desde hace diez años es profesora de Música en Secundaria en el centro concertado ‘Pedro Poveda’. “Me da el equilibrio y la perspectiva para entender a los profesores de mi conservatorio”, dice.
En la Agrupación Cantoría de Jaén comenzó como soprano y desde 2001 es su directora. Este año celebrarán 20 años de música. “Cantoría fue el primer grupo jienense que trajo a Jaén una orquesta sinfónica para hacer un repertorio sinfónico. Otros coros han seguido nuestros pasos. Es muy respetada en Jaén”, afirma.
Tanto con la Escolanía de la Catedral como con la Agrupación Cantoría, su objetivo es hacer “cantores felices”.
