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Lunes 20/05/2024  
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Tres guardias civiles detenidos por 815 kilos de cocaína

La Policía Nacional ha detenido a ocho personas, entre ellas tres guardias civiles, integrantes de una red dedicada al tráfico de drogas, en una operación en la que han sido intervenidos 815 kilos de cocaína y se ha desmantelado la entrada del narcotráfico gallego por el Puerto de Marín ...

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  • La cocaína incautada iba escondida en cajas bajo una capa de gambas. -
La Policía Nacional ha detenido a ocho personas, entre ellas tres guardias civiles, integrantes de una red dedicada al tráfico de drogas, en una operación en la que han sido intervenidos 815 kilos de cocaína y se ha desmantelado la entrada del narcotráfico gallego por el Puerto de Marín en Pontevedra.

Entre los detenidos se encuentran un subteniente de la Guardia Civil en la reserva, un sargento primero –comandante de puesto del destacamento de Puerto de Marín– y un agente, han informado fuentes de la investigación.

La operación, desarrollada por agentes del Greco Galicia y la Udyco de la Jefatura Superior de Policía de Galicia en colaboración con el Servicio de Vigilancia Aduanera, los Carabineros de Chile y la Agencia Antidroga de EEUU en Madrid, Chile y Panamá, ha concluido con la desarticulación de la red responsable del tráfico de drogas en esa zona, que introducía en España el estupefaciente procedente de Sudamérica.

La Policía ha frustrado el último envío de la trama, consistente en 815 kilos de cocaína que estaban ocultos en paquetes de gambas congeladas que fueron localizados en un polígono industrial de La Coruña.

La investigación, que se inició hace aproximadamente doce meses, comenzó cuando los agentes tuvieron conocimiento de que un grupo organizado podría dedicarse a introducir importantes cargamentos de cocaína a través de algún punto de Galicia.

Las primeras pesquisas vincularon la actividad criminal con un abogado, que se encargaba de dirigir la organización desde su despacho en Vigo.

Este abogado habría puesto en marcha la ruta para el tráfico de estupefacientes desde Sudamérica hacia España y, bajo el amparo de una empresa tapadera con la que daba apariencia de legalidad a las importaciones, ofrecía a diversos narcotraficantes la posibilidad de “envíos seguros” de droga.

Para ello contaba con varios miembros de la organización, quienes “garantizaban” que los envíos franquearían el Puerto de Marín sin ser sometidos a ningún tipo de control documental o físico.

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