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La Policía impide un pago por el rescate por un secuestro virtual

Han impedido el pago de 50.000 euros de rescate de un ingeniero naval español que se encontraba de viaje en Salinas Cruz

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Agentes de la Policía Nacional han impedido el pago de 50.000 euros de rescate por el secuestro virtual de un ingeniero naval español que se encontraba de viaje en Salinas Cruz (México), y cuya esposa fue telefoneada para reclamar dinero a cambio de su liberación.

Según ha informado la Policía Nacional, los supuestos secuestradores contactaron con su víctima cuando se encontraba alojado en un hotel mexicano y, mediante argucias, le hicieron creer que se encontraba permanente controlado por miembros de un cártel.

Los delincuentes se pusieron simultáneamente en telefónico con la mujer y el jefe de la víctima, en España, para solicitar el ingreso del importe acordado por el rescate, a la vez que amenazaban y controlaban en la habitación de hotel al secuestrado a través de un terminal móvil que le hicieron comprar.


Los secuestradores indicaron a su víctima que cambiara de hotel y comprara un teléfono móvil para mantener la comunicación con ellos. Tras permanecer recluido en la habitación del otro hotel y mantener el contacto telefónico permanentemente con sus falsos captores, estos comenzaron a hacer llamadas tanto a la pareja como al jefe de la víctima con el fin de pedir el pago por su liberación.

A la mañana siguiente, la víctima convenció a los secuestradores de que debía volver a su puesto de trabajo en la Base Militar con el fin de que nadie se alarmara por su ausencia y comenzara su búsqueda. Una vez allí, y todavía en contacto con sus captores, pudo informar de lo que estaba ocurriendo y recibir la ayuda inmediata.

Fue la Consejería de Interior de México en España quien alertó a la Policía española de que un español podría estar siendo víctima de un secuestro virtual y que los secuestradores ya habían pedido rescate a su pareja. Agentes especializados se pusieron en contacto con ella para asesorarla cuando la llamasen los presuntos secuestradores.

Esas llamadas las hizo siempre el mismo varón con acento mexicano, que le interrogaba sobre el trabajo del supuesto secuestrado e intentaba acordar con ella tanto el precio de la puesta en liberación como la manera de pagar el rescate, mientras constantes amenazas por parte del supuesto captor. En una de las llamadas, la mujer pudo hablar su marido quien, con tono tranquilo, le manifestó que se encontraba bien y que contestara a todo lo que quisieran saber.

LLAMADAS TAMBIÉN A SU JEFE

Tras las pesquisas se tuvo conocimiento de que el jefe del secuestrado, dueño de una empresa dedicada a actividades navales, también estaba recibiendo llamadas de los falsos captores pidiéndole un rescate por la liberación del ingeniero. Por este motivo, los agentes se pusieron en contacto igualmente con él para controlar las comunicaciones e impedir el pago que estaba dispuesto a realizar en concepto de rescate de su empleado.

El dueño de la empresa informó a los policías de que había logrado hablar con la víctima, quien estaba bien y se encontraba ya en la Base Militar de Salina Cruz (México), que es donde trabajaba, acompañado de un almirante perteneciente a la Armada Mexicana. Debido a ello, se realizaron investigaciones a través de la Consejería de Interior de la Embajada de España en México y de comunicaciones controladas tanto con la propia víctima como con el almirante mexicano.

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