El presidente filipino, Rodrigo Duterte, realizó su primera aparición pública en seis días, después de que varios senadores pidieran explicaciones por los rumores sobre su estado de salud, informan los medios locales.
Duterte, de 72 años, pronunció un discurso en Cabadbaran, en el sur del país, y afirmó que había estado descansando desde que fue visto por última vez el 11 de junio, la víspera del Día de la Independencia, en el que no asistió a ningún acto.
"No es que me desentendiera del Día de la Independencia. Mi cuerpo estaba sobrecargado. Realmente necesitaba descansar", afirmó el presidente en la localidad, situada en el noreste de la isla de Mindanao.
El portavoz de la Presidencia, Ernesto Abella, aseguro el jueves pasado que Duterte "está tomando unos días de descanso para rejuvenecer" debido a la fatiga causada por sus visitas a las tropas que luchan contra yihadistas, así como a los familiares de los soldados fallecidos en la ciudad sureña de Marawi.
Sin embargo, al menos tres senadores expresaron su preocupación sobre el estado de salud del presidente.
"Si el presidente tiene un problema médico que le impide cumplir sus funciones como comandante en jefe y no está sólo descansando, los ciudadanos tienen derecho a conocer la verdad", expresó ayer en un comunicado el senador Francis Pangilinan.
En Marawi, yihadistas liderados por el Grupo Maute, afín al Estado Islámico (EI), resiste las acometidas de las Fuerzas Armadas, que desde el pasado 23 de mayo tratan de acabar con la rebelión mediante ataques aéreos, bombardeos y operaciones sobre el terreno.
Al comenzar el conflicto el presidente declaró la ley marcial en toda la región de Mindanao, en el sur del país, donde viven unos 20 millones de personas.
Los combates suman 206 rebeldes muertos, así como 58 miembros de las fuerzas de seguridad y 26 civiles según las cifras oficiales, mientras casi la práctica totalidad de los más de 200.000 habitantes de Marawi han huido o han sido evacuados.