Fueron cinco minutos de silencio con los que el conjunto del municipio, a través de sus legítimos representantes, quiso expresar, por un lado, la serena pero firme repulsa hacia quienes atentan contra el primer derecho ciudadano, el derecho a la vida, y, por otro,
la solidaridad y condolencia con la familia de los guardias civiles asesinados mediante la colocación de un artefacto en un vehículo oficial.
El silencio absoluto, únicamente roto por una música prevista al efecto, y un aplauso unánime final como expresión de afecto hacia estas dos nuevas víctimas del terror, marcaron el desarrollo de este emotivo acto con el que Torremolinos, como el resto de municipios españoles, volvió a mostrar su repulsa a los asesinos.