Jerez, una ciudad a la que le cuesta movilizarse de forma masiva, por muy compartida que sea la causa, ha terminado por convertir la excepción en una regla por sí misma en el transcurso de menos de un mes con tres manifestaciones de enorme participación; la última, a mediodía de ayer y bajo una copiosa lluvia. “En febrero pasado reunimos a dos mil personas. Hoy somos ya cuatro mil, y con la que está cayendo”, resaltaban desde la Marea de Pensionistas y Jubilados de Jerez después de brindar un aplauso a todos los asistentes por su compromiso con la causa.
Jerez se sumaba de esta forma a la convocatoria simultánea, impulsada en hasta 150 ciudades de España, para alzar su voz contra el Gobierno y en defensa del sistema público de pensiones. Una movilización que fue más allá de las críticas a la subida del 0,25%, para abarcar cuestiones como el incremento del poder adquisitivo, el restablecimiento de la edad de jubilación a los 65 años o la eliminación del copago farmacéutico.
Desde el inicio de la marcha, las consignas iban claramente dirigidas contra el Gobierno central: “Si tocan la hucha, lucha, lucha, lucha”; “No queremos pagar la deuda con sanidad y las pensiones”; “Rajoy, escucha, el pueblo está en la lucha”; “Pensionistas unidos, jamás serán vencidos”; “Cuando el pueblo camina palante, el Gobierno camina patrás”; “Cómo no te voy a odiar, Mariano”... Pero también dirigidas al resto de partidos: “Gobierne quien gobierne, los pensionistas se defienden”; “PSOE, PP, la misma... es... Y Ciudadanos también”. “Y Podemos también”, apostilla otro manifestante desde un lateral. A fin de cuentas, entre los asistentes hay votantes de todos los partidos; su lucha va más allá de las siglas, es una lucha personal y común a todos ellos.
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María de los Ángeles Muñoz, encargada de leer el manifiesto a la finalización de la manifestación, lo subraya: “Esto lo hacemos los pensionistas, ni partidos, ni sindicatos. Da igual la ideología, lo importante es que no nos roben. Queremos estar como estábamos antes”.
Y tiene presente a otras muchas personas, pensionistas a los que conoce que no tienen siquiera ni para pagarse las medicinas “por culpa del copago. Por no gastar, no encienden ni el brasero. Prefieren pasar frío porque necesitan lo poco que tienen para comer. Y esto no se puede consentir”.
Y, por supuesto, también tiene presente al Gobierno, al que critica que destine el dinero público a “rescatar bancos y autopistas, en vez de rescatar a la gente. No hacen más que apretarnos el cuello y ya no podemos más”.
José Pérez, que también figuraba al frente de la manifestación, insiste en que la Marea de Pensionistas de Jerez es un movimiento “espontáneo” que poco a poco ha ido contando con más participantes. “Hemos llegado a convocar asambleas a las que han asistido hasta 200 personas; sobre todo después de la manifestación del día 22”. Entre las reivindicaciones planteadas ayer subraya la que tiene que ver con el incremento de la pensión mínima, “que permita a las personas a vivir dignamente, no que hoy día hay gente que se acuesta sin comer y sin poder calentarse porque no le llega con la pensión. Aquí, por el clima, tal vez no lo suframos tanto, pero en el norte hay personas que están muriendo porque no tienen para pagar la calefacción”.
Lo que también dejaron en evidencia este sábado es que las manifestaciones de Mariano Rajoy en el Congreso y la promesa de subir la pensión mínima y la de viudedad no son la solución. “Que lo saquen de los presupuestos, después de todo lo que nos han robado del fondo de las pensiones”, responde María de los Ángeles, a la que no le valen las nuevas promesas del Gobierno.
Ni a ella, ni a los manifestantes, que dejaron claro que no se desmovilizarán hasta ver que “nuestras justas reivindicaciones se sometan a debate, aporten soluciones y garanticen la dignidad de los pensionistas”, reclamaron desde su manifiesto.
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“No sólo luchamos por unas pensiones justas para hoy. Nuestros hijos y nietos tienen derecho a ver con claridad sus expectativas de futuro que este país les depara. Hoy la realidad se impone y debe ser cambiada”, proclamaron, así como insistieron en su empeño por “dedicar todo el tiempo que sea necesario para revertir las situaciones de injusticia de este país”.
“Es nuestra unidad, es nuestra fuerza, es nuestra convicción, es nuestra esperanza, es, en definitiva, nuestra dignidad, y la dignidad no se negocia y la defenderemos todos juntos”, concluyeron, aunque, en realidad, no es más que el principio.
El itinerario se quedó pequeño
La organización fijó un recorrido corto, casi simbólico, de Doña Blanca a Las Angustias, pensando sobre todo en las personas mayores que iban a acudir, para que no acusaran la marcha. Sin embargo, a la llegada al giro para regresar al punto de partida, los manifestantes aún no habían terminado de salir del punto de partida, lo que obligó a improvisar dos carriles, uno de ida y otro de vuelta porque Las Angustias estaba colapsada de asistentes.
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