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La diversidad de un artista adelantado a su tiempo

El Centre Pompidou de Málaga acoge hasta el 24 de junio la exposición ‘Brancusi’

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  • Obra del artista a través de la selección de un centenar de fotografías, negativos y grabaciones, así como algunas esculturas y dibujos

El Centre Pompidou Málaga acoge hasta el 24 de junio la exposición 'Brancusi' en la que se presenta toda la diversidad de la obra del artista a través de la selección de un centenar de fotografías, negativos y grabaciones, así como algunas esculturas y dibujos.

La presentación de estas obras, todas ellas pertenecientes a la colección del Centre Pompidou, se ha dividido en cinco partes: la figura de Brancusi, su taller, el diálogo entre la forma en bruto y la forma lisa, lo orgánico y finalmente un homenaje a La columna sin fin.

Así lo han informado en rueda de prensa el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, junto al director del Centre Pompidou Málaga, José María Luna; el jefe de Fotografía del Centre Pompidou París, Florian Ebner; y la comisaria, Julie Jones.

De origen rumano, parisino de adopción y nacionalizado francés al final de su vida, Constantin Brancusi (1876, Hobita-1957, París) destaca como uno de los artistas más singulares de su generación.

A pesar de trabajar solo, sin asistente, el artista no se encuentra aislado de los creadores de su época, ya que cuando se muda a París en 1907, se hace íntimo amigo de personalidades de la talla de Erik Satie, Marcel Duchamp, Tristan Tzara o del fotógrafo Edward Steichen, además de frecuentar, de manera regular, a las bailarinas contemporáneas Lizica Codrano o Florence Meyer.

De igual modo, sensible a las artes no occidentales, así como a las artes tradicionales rumanas, el artista ha ido combinando, sin cesar, algunas de estas referencias con la expresión más moderna de la escultura. La obra completa de Brancusi, repleta de estas confluencias, sorprende por su aparente simplicidad, y es ahí donde reside el misterio, el genio y la modernidad de este artista artesano.

Por otro lado, ya en 1914, Brancusi dice no estar satisfecho con las reproducciones fotográficas de sus obras, por lo que decide ser él mismo quien tome sus propias fotografías. Por ello, en los años 20, Man Ray lo ayuda a instalar una cámara fotográfica en su taller y a perfeccionar sus métodos de revelado, iniciándolo también en la técnica de la filmación.

Cámara en mano, Brancusi siempre ha jugado con las luces y sombras que emergen al impactar la luz en las superficies de sus obras. Moviéndose alrededor de las esculturas, graba todos sus ángulos, para inmortalizar los "grupos móviles", esas efímeras configuraciones de esculturas y pedestales en el taller.

Por último, han afirmado que de cada negativo, Brancusi realiza al menos dos revelados, a veces hasta una veintena, con diferentes tamaños o encuadres. Muchas de sus fotografías en realidad son fotogramas que obtiene a partir de la película expuesta.

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