Alrededor de un millar de pacientes con Parkinson se encuentran actualmente en seguimiento por parte del Servicio de Neurología de Huelva, en el que se integran profesionales de los hospitales Juan Ramón Jiménez e Infanta Elena. En concreto, los onubenses cuentan con una Unidad específica de Parkinson y Trastornos del Movimiento, que atiende a los afectados con esta patología de toda la provincia.
El objetivo es ofrecer "una respuesta ágil e integral" a esta patología crónica, que este miércoles celebra su Día Mundial y que se ha convertido en la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en nuestro país después del Alzheimer, según ha informado la Junta en una nota de prensa.
Los ciudadanos de Huelva cuentan para ello con una Unidad específica de Parkinson y Trastornos del Movimiento, que atiende desde dos consultas situadas en ambos hospitales, a los afectados con esta patología de toda la provincia.
De este modo, han indicado que lo que se persigue es, una vez confirmado el diagnóstico, reforzar el seguimiento de estos pacientes para adaptar los tratamientos a su evolución y poder ofrecer una respuesta efectiva a algunos de los síntomas que presentan, tanto de carácter motor como cognitivo, ofreciendo información a pacientes y familiares.
Por su parte, el sistema sanitario público en Huelva ofrece también a los pacientes que lo requieren los tratamientos considerados de segundo nivel, que suponen "un paso más en el aumento de la cartera de servicios de la provincia".
La Unidad dispone así de todas las terapias existentes, excepto la quirúrgica, para tratar a pacientes con la enfermedad de Parkinson, entre las que se encuentran las terapias avanzadas mediante la implantación de dispositivos con sistemas de infusión continua de fármacos, que están ofreciendo una mejora sustancial de su calidad de vida. En este sentido se han beneficiado ya de estos nuevos tratamientos alrededor de 40 pacientes de Huelva.
Dentro del ámbito de la investigación, la Unidad de Parkinson y Trastornos del Movimiento participa también en un estudio multicéntrico y de carácter internacional sobre los efectos de determinadas terapias en los pacientes más afectados, tratando de encontrar nuevas vías para ralentizar la progresión de la enfermedad, así como reducir el impacto de las complicaciones asociadas.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva, que se origina por la destrucción de neuronas dopaminérgicas (neurotransmisores), que actúan transmitiendo información en el sistema nervioso central. Esta pérdida de neurotransmisores produce en el paciente alteraciones del movimiento, tales como temblores en estado de reposo, rigidez muscular, movimientos lentos (bradicinesia) e inestabilidad postural, aunque también pueden presentar alteraciones cognitivas y otros síntomas no motores.
La prevalencia en España es de unos cien a 200 casos por 100.000 habitantes, aunque se estima que alrededor de un 30% no están diagnosticados.
Atendiendo al carácter crónico de la misma, los profesionales de Neurología han organizado también varias sesiones formativas con los pacientes y sus familias, que han versado sobre la enfermedad y los cuidados que requiere, con la intención de ayudarles en el proceso y enseñarles a conocer mejor sus síntomas y posibles complicaciones.
Además, se irán abordado en nuevas sesiones programadas a lo largo de todo este año otros aspectos sociosanitarios importantes para su calidad de vida, así como sobre las posibles complicaciones que pueden aparecer asociadas en el ámbito urológico, cognitivo y motor, tratando de proporcionarles el mayor grado de bienestar posible.
Igualmente, han indicado que no hay que olvidar que la evolución de la enfermedad, que hoy por hoy no tiene curación, puede producir diferentes grados de discapacidad en el paciente, desde un estado de independencia y autonomía plena, a una situación de dependencia e incapacidad total. La enfermedad de Parkinson aumenta su severidad con el tiempo, como consecuencia de la destrucción progresiva, por causas que todavía se desconocen, de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra del cerebro.
Los neurólogos, coincidiendo con el Día Mundial del Parkinson, quieren poner en valor la importancia de un diagnóstico precoz para esta enfermedad, teniendo en cuenta que los cambios en el cerebro de una persona con Parkinson comienzan muchos años antes de que aparezcan los primeros síntomas más visibles. Han remarcado que "diagnosticar a tiempo permitirá que no aparezcan o que se retrasen los síntomas motores, así como otros trastornos cognitivos".
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