Hoy no es un día cualquiera ni normal para algunos internos de la cárcel de Huelva, a primeras horas de la mañana ha comenzado lo que llevan casi un año preparando, la Peregrinación al Rocío, que les brinda la oportunidad de disfrutar de dos días de libertad para encontrarse con la Blanca Paloma.
Se trata de la decimonovena edición de una de las iniciativas anuales más singulares y emotivas que organiza la prisión provincial de Huelva que, desde el año 2015, cuenta con su propia asociación rociera.
En esta ocasión son quince reclusos, once hombres y cuatro mujeres, los que se han echado al camino dispuestos a vivir y convivir con sus compañeros y con un equipo de intendencia y vigilancia que supera las 50 personas, han informado a Efe desde la organización.
Todos ellos, tienen en común el ser penados, es decir, que estén cumpliendo condena por algún delito, el estar calificados como presos de segundo grado y el observar buena conducta.
Estos tres requisitos les ha valido para participar en esta XIV Peregrinación que cumplirá con su objetivo de contribuir a la reinserción social de los interno, una cuestión que nunca debe olvidarse de esta peregrinación religiosa.
La comitiva ha partido sobre las 7:30 horas, coincidiendo con el amanecer, del centro penitenciario de Huelva y sobre las 8:30 han alcanzado la localidad de San Juan del Puerto.
De ella forma parte Teresa, una reclusa que participa de esta peregrinación por segundo año consecutivo y que, en declaraciones a Efe, ha mostrado la "ilusión" que le supone a ella y a sus compañeros emprender el camino y culminar algo de lo que "disfrutamos durante todo el año".
"Para nosotros supone una puerta a la calle, vivimos con esperanza este momento que supone una experiencia particular que nos permite disfrutar de un camino muy añejo y, además, de la libertad, de 48 horas fuera de la prisión en contacto con la naturaleza", ha remarcado esta mujer a la que le queda poco en prisión "si la Virgen quiere".
La devoción, como en la propia Romería del Rocío, juega en esta particular peregrinación un papel fundamental y los reclusos peregrinos se encomiendan a la Virgen del Rocío, sabedores de que ella es la artífice de que puedan formar parte de esta experiencia, que viene con recompensa, pues mañana, a su llegada a la aldea almonteña, podrán disfrutar de un almuerzo con sus familiares.
Desde San Juan han partido hacia Moguer, para hacer una parada ante el Simpecado de la Hermandad del Rocío de Moguer, como madrina de la Asociación Rociera.
En todo el recorrido no faltan cantes, bailes y rezos y estampas como las que podrán verse dentro de apenas un mes cuando las más de un centenar de hermandades rocieras vayan abandonando sus lugares de origen camino del Rocío.
Las única diferencias son que los internos cuentan con vigilancia, no se consume alcohol y el carácter solidario de ésta pues, como en años anteriores, los participantes vuelven a sustituir las ofrendas florales que hacen a lo largo del camino por cestas de alimentos no perecederos que se destinarán a los más necesitados.
Tras la parada en Moguer la comitiva se desplazará hasta el paraje El Milanillo para almorzar y desde allí caminar hasta la zona de Villarejo, donde se ubica la casa de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Palos de la Frontera, en la que harán noche.
La llegada al Rocío se producirá mañana, jornada en la que se encontrarán con la Blanca Paloma en su Ermita, donde se celebrará por la tarde una misa de despedida de la peregrinación.