No faltará quien les corte las alas, nunca mejor dicho, en una zona donde pocas cosas se pueden hacer y cuando se han hecho han sido defenestradas con más o menos razones. O con mejores o peores razones, como ocurrió con la zona de aeromodelismo que había exactamente en la explanada del Centro de Visitantes del Parque Natural cuando ni siquiera había visitantes.
Pero ir este viernes a la playa de Camposoto, por la primera entrada porque el resto está cortado por obras, era ver una actividad que se crece con el bien tiempo y no sólo de paramotores con base junto a Centro de Interpretación, sino con familias paseando e incluso caballistas -tres, no eran más- dispuestas a ver el atardecer a lomos de sus monturas. Todo de lo más idílico junto a un Parque Natural cada vez más colmatado y con menos agua, como si estuviera haciéndole sitio al océano cuando llegue otro temporal.
Pero los parapentistas -extranjeros, algunos- eran los que ponían la nota de color y daba idea de las muchas posibilidades que tiene la playa durante todo el año y siempre que la condiciones meteorológicas lo permitan.
Ahora bien, que permitan mucho en una ciudad donde hay tan pocas cosas permitidas...