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“Lo de Aitor ha sido un milagro; ya los fantasmas están atrás”

El menor que perdió parte de una pierna tras ser arrollado por un conductor, un héroe que no pierde la sonrisa

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  • Aitor con su madre en casa. -
  • El jugador benjamín del CD Los Marianistas tiene claro que volverá a jugar al fútbol con una prótesis “azul con la cara de Messi”
  • “La vuelta a casa ha sido emocionante”, cuentan sus padres

 Sólo tiene nueve años, pero desde que salió del Hospital  Puerta del Mar de Cádiz, tras 56 días venciendo batalla tras batalla, no hay día en el que a Aitor no le paren en la calle cuando va con su familia al cine, al zoológico o adonde se tercie, porque sus padres quieren por encima de todo que “salga a la calle” y dar la mayor normalidad posible al trance que le ha tocado vivir. Su vida cambió de golpe y porrazo el pasado 3 de mayo, dos días después de hacer la primera comunión, cuando un conductor que quintuplicaba la tasa de alcoholemia y afectado por drogas, se  llevó por delante la moto en la que circulaban el pequeño y su padre. Debido al brutal impacto, Aitor perdió parte de su pierna izquierda.      

En este mismo instante, pese a la gravedad de su estado, el jugador benjamín del CD Marianistas de Jerez demostró una madurez y una fortaleza insólitas para su edad, las mismas de las que sigue haciendo gala ahora en el sofá del salón con su tablet, en la que sigue atento un reportaje de Jordi Alba, jugador que milita en las filas del Fútbol Club Barcelona, el equipo de sus ídolos, a la vez que apunta detalles al relato  que hacen sus padres a este periódico de cómo ha sido la vuelta a casa. “Ha sido emocionante”, señalan.

Mientras tanto, el menor no pierde detalle de la conversación, y sonríe de vez en cuando. “Él te lo cuenta todo”, dice su padre, a quien le cuesta contener la emoción. Esa fatídica tarde él tuvo la mente fría de hacer un torniquete a su hijo en la pierna afectada, y no dejó de hablarle para que se mantuviera despierto. “Me llamó desde la ambulancia y me dijo: mamá, no te preocupes, que estoy bien”, señala Inmaculada, que no fue consciente de la gravedad de todo hasta  cuando llegó al Hospital de Jerez, y lo derivaron a Cádiz.

“Yo sólo decía que le salvaran la pierna, pero todos me decían que no podían ir a salvar la pierna, sino que tenían que salvar a mi hijo”.  Horas antes había salido despedido por el cruel impacto del conductor que se dio a la fuga y que ahora está en la cárcel. No quieren saber nada de él “porque ya el daño está hecho”. De lo que sí están convencidos es de que todo ha sido un milagro. “Una testigo que habló conmigo me dijo que mi hijo voló literalmente seis metros, que de hecho ella se pensó que se había matado, y no se atrevía a bajar del coche”, explica.

Su  pierna izquierda contra la que chocó el coche le sangraba mucho y tenía roto el fémur,  pero, sorprendemente, Aitor no presentaba “ni un rasguño” tras haber saltado por los aires y cayó junto a una valla ciclista y un bordillo. “Él me dice siempre que menos mal que llevaba el casco, pero yo pienso que ha sido un milagro, que lo cogieron y lo pusieron en el suelo, porque de hecho lo primero que hicieron en el hospital fue hacerle un TAC para descartar daños cerebrales y medulares”. El mismo milagro llegó hace varias semanas,  después de que los médicos le comunicaran finalmente que no le iban a tener que amputar la rodilla. “Cuando nos reunieron, no nos lo podíamos creer. Yo al doctor Ramón Campillo (cirujano plástico), le voy a tener que hacer un monumento”, señala Inmaculada, que no tiene más que palabras de agradecimiento para el especialista, la doctora Torres, su traumatólogo y todo el personal del hospital, el que ha sido su casa durante dos meses.

Arropado por sus ídolos

El primer mes fue “muy malo”, y hace pocas semanas su madre pasó “las diez horas más largas de mi vida”, cuando a su hijo lo intervinieron para quitarle tres centímetros de tibia para hacerle los injertos...pero ahora “los fantasmas ya están atrás”, dice su padre. Si le preguntas a Aitor si tiene ganas de jugar al fútbol ni se lo piensa, al igual que  cómo será la prótesis que sustituirá a su pierna de apoyo, porque con la derecha seguirá marcando goles. “La quiero azul y con la cara de Messi”, explica, “y lo lograremos ver”, añade su padre.

Y es que desde el momento en el que conoció a un joven en su estancia en el hospital  que fue a visitarlo y le enseñó su prótesis de Iron Man, el menor lo tuvo clarísimo: la suya sería con la cara de su ídolo, que le ha mandado una camiseta firmada y dedicada. Pronto conocerá a Joaquín, ha recibido mensajes de Nadal, de Casillas, de Butragueño, de los hermanos Márquez, de los equipos de fútbol de todo el país, toreros, cantantes...todos admiran a este “héroe”, que en esta larga recuperación seguirá ganando batallas. La siguiente es dejar atrás la silla de ruedas y empezar a andar con muletas. Será pasito a pasito y arropado por toda su familia, que nunca olvidará tanto cariño. ¡Fuerza campeón!

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