Incluso en la seguridad de que los responsables de Urbanismo han tomado todas las medidas para que el edificio de la antigua sede de la Cruz Roja no se le caiga encima a nadie que pase por sus alrededores, la mala impresión que produce para cualquiera que entre en San Fernando es patente, nada que ver con la imagen que se quiera dar en la otra punta de la ciudad cuando el monolito esté terminado.
De todas formas, la vegetación en los edificios se convierten a la larga en un peligro por cuando penetran en elementos ornamentales a los que sólo les falta un poco de viento para caer a la calzada, además del daño en otras partes de la estructura que no hacen sino aumentar las posibilidades de un accidente.
Y no es el único edificio que ofrece esa imagen de desidia y mala gestión. Lo único bueno es el verde, ahora que se habla del cambio climático, aunque está en el lugar equivocado.
