Agentes de la Policía Nacional, en colaboración con Europol, han desmantelado una red criminal dedicada principalmente al tráfico de seres humanos y a la sustracción de menores de los centros de protección, con destino a Francia y Bélgica, según ha informado el Ministerio del Interior.
Para ello, utilizaban autobuses de empresas ubicadas en Marruecos, España y Francia cuyo punto de partida era el Puerto de Almería. La organización contaba con una red de captadores especializados por nacionalidades: marroquíes, argelinos, malienses y sirios. Uno de sus miembros sustraía a menores malienses de un centro de protección de Almería para ser traficados a Europa.
Además, empleaban los autobuses para el tráfico de hachís, contrabando de tabaco y especies cinegéticas, ocultando las mercancías en huecos realizados para tal efecto.
La investigación ha finalizado con la detención de 29 personas, en su mayoría marroquíes. De ellos, 26 han sido detenidos en España (11 en Almería, 5 en Murcia, 3 en Alicante, 3 en Barcelona, 2 en Valencia, 1 en Tarragona y 1 en Bilbao) y tres en Francia.
De ellos, once han ingresado en prisión provisional sin fianza. Tras catorce entradas y registros, se ha intervenido más de 33.000 euros, diversa documentación, material informático, más de 200 kilogramos de hachís, un vehículo y un remolque.
La investigación comenzó cuando la Policía de Francia comunicó a la Policía Nacional que un ciudadano español había sido detenido por conducir un autobús donde viajaban 22 inmigrantes irregulares, entre ellos seis menores de distintas nacionalidades africanas.
Por ello, se inició un operativo en diversas ciudades españolas con la finalidad de identificar a los miembros de una organización criminal que estaban favoreciendo la inmigración clandestina haciendo uso de empresas de autobuses ubicadas en Marruecos, España y Francia; y se descubrió que el administrador único de las empresas era un ciudadano marroquí, presunto jefe del entramado criminal.
Desde el Puerto de Almería varios de los detenidos captaban a inmigrantes que acababan de llegar a España en patera o de otra forma clandestina y les ofrecían llevarles en autobús hasta Francia o Bruselas, cobrándoles hasta tres veces más que a un pasajero regular.
Estos captores formaban grupos especializados en nacionalidades, dividiéndose en marroquíes, argelinos, malienses y sirios. El grupo especializado en malienses se dedicaba a sustraer menores extranjeros no acompañados de un centro de protección de Almería. Para fugarse del centro, los menores empleaban la violencia contra los trabajadores sociales.
Igualmente en Almería, la organización criminal contaba con los servicios de una persona que ofrecía alojamiento a los inmigrantes irregulares en sus pisos a cambio de una elevada contraprestación económica, teniendo que pagar por dormir hacinados en habitaciones, Además, los captores controlaban el contrabando de tabaco, tráfico de hachís y especies cinegéticas en el puerto.
LAS 'TAQUILLAS BLACK'
Desde Almería, los autobuses iniciaban dos rutas, una con destino a Estrasburgo (Francia) y otra con destino a Bruselas (Bélgica). Ambas rutas tenían numerosas paradas a lo largo de la costa mediterránea para la subida de más inmigrantes.
Estas paradas son las denominadas 'taquillas black' y se situaban en hoteles o locutorios, conocidos por los inmigrantes, localizados en Murcia, Alicante, Barcelona y Tarragona. Llegaron a profesionalizar el negocio en las estaciones de autobuses de Madrid, Barcelona y Murcia, contando con sólidos contactos criminales que les conseguían pasajeros irregulares y menores extranjeros no acompañados.
Para diversificar su negocio y obtener mayores beneficios, la organización criminal empleaba los autobuses también para el tráfico de hachís, contrabando de tabaco y tráfico de especies cinegéticas. Contaba con una infraestructura al servicio de otras organizaciones criminales, elevando los contactos al ámbito trasnacional. Los agentes encontraron grandes cantidades de dinero ocultas en huecos de los autobuses.
Para poner fin al entramado criminal, se diseñó un operativo policial para realizar 14 entradas y registros simultáneos en domicilios y locales asentados por los detenidos: seis en Almería, tres en Murcia, una en Alicante, dos en Barcelona, una en Tarragona y una en Francia.