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El paisaje como elemento fundamental de implicación e inspiración

En opinión del miembro de la Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, Francisco de Paula Sánchez Zamorano

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  • Francisco de Paula Sánchez Zamorano. -

El paisaje es un elemento fundamental de implicación e inspiración humana a lo largo de la historia, tanto a nivel personal como en la literatura y la pintura, en opinión del miembro de la Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, Francisco de Paula Sánchez Zamorano.

El académico, que ha abierto el curso en la institución con una ponencia sobre "El ser humano, contemplación y memoria", ha planteado una reflexión sobre "la implicación que hay entre el ser humano y el paisaje a través de la historia" y en la que lo ha analizado "como fuente de inspiración", tanto en la literatura como en la pintura.

En una entrevista con Efe, Sánchez Zamorano, autor de narrativa y poesía y que preside la Audiencia Provincial de Córdoba desde hace cinco años -lleva 37 años en la carrera judicial-, reflexionó sobre la manera en la que el paisaje "es fuente de inspiración de poetas, fundamentalmente, porque estos se apropian del paisaje como fuente de inspiración como musa para escribir sus poemas", mientras que los narradores lo contempla y "sirve como de ambientación de la tramas narrativas".

Es en el siglo XVI cuando, según el trabajo del académico, el pintor reinventa al paisaje y lo reinterpreta, panorama en el "el ser humano incide y lo transforma, pero no siempre tiene que ser de forma negativa".

Para Francisco de Paula Sánchez Zamorano, "la propia tierra evoluciona por sí misma, ahí están las erosiones y los cataclismos, otra cosa es la incidencia brutal del ser humano en la configuración del paisaje".

En cualquier caso, "el paisaje va cambiando, va evolucionando con el ser humano y, en la medida de que haya una transformación armónica, quedará respetado", como sucede con las instalaciones de la energía eólica, que "ha puesto esos monstruos en las montañas, que parece que chocan, pero, a lo mejor, acabarán integrándose en el paisaje, porque todo es cuestión de acostumbrarse".

En esta línea, recordó el caso de "cuando Don Quijote luchaba contra los gigantes, contra los molinos de vientos, que no han estado construidos toda la vida" o el de Monet, que integró los nenúfares junto al puente.

Sánchez Zamorano también aludió a la idea extendida sobre que el paisaje siempre es rural, cuando "también puede ser urbano". Se trata, a su juicio, de "un concepto muy subjetivo que se presta a la interpretación a los ojos del observador, el paisaje tiene un componente estrictamente subjetivo, no todos ven lo mismo cuando contemplan un paisaje".

Lo mismo sucede con la presencia del ser humano integrado en el mismo, "no deja de ser también paisaje", señaló el académico. "El paisaje, sea rural o urbano, es todo lo que nos rodea", precisó, hasta el punto de que influye en los procesos creativos, a él mismo en su narrativa y poesía, con las vistas de la Subbética cordobesa, con "un componente telúrico y una fuerza impresionante", como en casos singulares, como son los de Azorín y Juan Ramón Jiménez.

El primero "describía muy bien los paisajes" y el Premio Nobel, afirmó Sánchez Zamorano, "es uno de los poetas que más ha cantado el paisaje, de una forma a veces abstracta porque es críptico, pero tiene unas secuencias, por ejemplo de los paisajes de otoño y primavera fabulosas; hay muchos poemas que son paisaje vivo y paisaje puro, concretamente, en la prosa poética de 'Platero y yo' los paisaje de Moguer están reflejados de una forma bellísima". 

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