No hay mucho entusiasmo por volver a votar. De hecho, Cádiz, octava con 20.255 solicitantes, se ha colado en el ‘top ten’ de provincias con mayor número de electores que han pedido que los partidos no les envíen propaganda. Normal. Estas son las cuartas elecciones generales en cuatro años y la séptima cita con las urnas desde 2015, contando municipales, autonómicas y europeas. El bloqueo para la formación de Gobierno y el papel de los líderes políticos son incomprensibles e irritantes. Y, aunque la campaña oficial durará ocho días, es inevitable tener la sensación por todo lo acumulado de estar atrapados contra nuestra voluntad y desde hace meses en un mitin infinito. El resultado es imprevisible pero todos los implicados coinciden en que se trata de unas elecciones muy abiertas, especialmente en esta provincia, donde el PSOE se impuso el 28 de abril por la mínima, Ciudadanos consiguió dar el ansiado ‘sorpasso’ al PP, que registró su peor dato histórico, y el número uno de Vox sé coló en el Congreso.
La última referencia provincial sobre qué depararán las urnas la dio el CIS el martes, aunque, como viene siendo habitual, el sondeo está rodeado por la polémica. Realizado antes de la publicación de la sentencia del ‘procés’ catalán y de que se registraran las jornadas más violentas y el traslado de los restos de Franco, el intituto de opinión pública sitúa al PSOE de Cádiz como ganador, con entre 3 y 4 diputados, seguido de PP y Unidas Podemos, con 1-2, y finalmente Ciudadanos y Vox, con un único representante cada uno. Si bien es cierto que la victoria del PSOE se da por segura, siendo tan improbable que gane un cuarto diputado como que se quede en dos, las últimas tendencias apuntan a que los de Pablo Casado y Santiago Abascal correrán mejor suerte en Cádiz que la que pronostica el estudio dirigido por José Félix Tezanos, por un previsible descalabro de Ciudadanos y la pérdida de apoyos de Unidas Podemos por Más País.
El director de SW Demoscopia, Juan Miguel Becerra, señala que, con datos de esta misma semana, las candidaturas lideradas por María José García-Pelayo y José Ignacio Landaluce, tienen prácticamente consolidados el segundo diputado y un representante en el Senado, arrebatado por Ciudadanos el 28A. Génova, según revelaba a este medio un destacado miembro de la dirección provincial, maneja estos mismos números, con una subida con respecto a hace seis meses de cinco puntos, rondando el 20%. El tercero queda lejos, con entre un 15 y un 20% de posbilidades de éxito. Vox, por su parte, tiene opciones de auparse a la tercera plaza, con un 16%, y contar finalmente con dos escaños en el Congreso. Becerra subraya que el votante de Abascal es uno de los más fieles a las siglas, además de que entre un 5 y un 10% de los electores del PP barajan la posibilidad de coger la papeleta encabezada por Agustín Rosety. Hay que sumar el voto de la indignación por la crisis catalana también proviniente de la formación naranja, que prefiere la firmeza de Vox al histrionismo de Albert Rivera, referente de la moderación que adoptó, sin embargo, un discurso extremista que resultó desconcertante. La crisis de confianza en Ciudadanos es real. Dos tercios de sus votantes no saben en qué partido depositarán su confianza el 10N, y en la provincia podrían perder entre cinco y seis puntos.
La incógnita de Más País Pero las expectativas de Vox podrían verse frustradas si Unidas Podemos resiste a la irrupción en la oferta electoral del partido de Ínigo Errejón. El director de SW Demoscopia asegura que, a priori, no es impensable un escenario poselectoral en la provincia con seis fuerzas con representación en la Cámara Baja. Pero admite que es complicado. Para que Más País consiguiera que la debutante María del Mar Polanco se estrene también en el Congreso tendría que contar con entre 55.000 votos, si la participación es menor que en abril, y 60.000, si es similar a la registrada en las anteriores elecciones. En cualquier caso, para franquear el acceso al palacio de la Carrera de San Jerónimo, Más País tendría que alcanzar el 9% del total. Y esto es muy complicado porque, como explica Becerra, tendría que sumar entre 10.000 y 20.000 sufragios del PSOE, unos 30.000 de Unidas Podemos y el resto de la abstención. Los de Pablo Iglesias consiguieron en abril el último escaño. Y ahí reside su debilidad. Garantizado el primer diputado, la seguridad del segundo se diluye porque PP y Vox crecerán y Más País les restará, dado que recurren al mismo granero de votos. Becerra estima que la candidatura que encabeza Noelia Vera podría perder en torno a los tres puntos, situándose en el 13%. Y los restos beneficiarían, de esta manera, a Vox.
De producirse este escenario, el bloque de derechas se alzaría con la victoria en la provincia el próximo domingo, sumando 5 diputados, frente al bloque de izquierdas, con 4 escaños. Justo lo contrario a lo sucedido en abril. Pero todo es posible. Tanto es así que todos los líderes nacionales, excepto Pablo Casado, se han desplazado a la provincia en los últimos días, conscientes de que se puede dar la vuelta al resultado. Primero, Pedro Sánchez en Cádiz, el 22 de octubre, protagonizó un acto público con la candidatura socialista y militantes; Pablo Iglesias, tres días después, se reunió con diversos colectivos sociales en Jerez; también en Jerez, Santiago Abascal desbordó el aforo de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre en la víspera del inicio de la campaña; y al día siguiente, Albert Rivera participó en la tradicional pegada de carteles en Cádiz. Los populares han descargado la responsabilidad de la campaña en el discurso institucional. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, los consejeros de Presidencia y Fomento, Elías Bendodo y Marifran Carazo, han estado presentes en diversas localidades. A una semana, todos los esfuerzos son pocos. Candidatos y electores nos jugamos mucho.