Sin la implicación de buena parte de la población en la batalla, la historia habría sido otra. La movilización fue clave para reforzar el desempeño del Gobierno, las Cortes y el Ejército en la derrota de las tropas napoleónicas en la Bahía de Cádiz. Dos siglos después, durante los últimos 40 años, los isleños han demostrado en varias ocasiones más que merecen la cartela con la inscripción “unión y fuerza” prendida al escudo del municipio por el papel jugado en la guerra de la Independencia, y que encarnan los valores de compromiso cívico de una democracia madura. En septiembre de 2004, más de 25.000 almas recorrieron las calles de la ciudad contra el cierre de Bazán. Catorce años después, en septiembre de 2018, miles de gargantas pidieron con una sola voz que no se pusiera en peligro el mega contrato sellado con Arabia Saudí. Los astilleros no se cerraron y la construcción de las cinco corbetas emplean hoy a 6.000 trabajadores. El pueblo también fue de la mano del Ayuntamiento para reclamar el uso público del Hospital de San Carlos. Y lo consiguieron una vez más. El Gobierno cedió de manera gratuita el inmueble a la Junta y San Fernando dejó de ser a finales de 2014 la única ciudad andaluza de más de 75.000 habitantes sin unas instalaciones sanitarias a disposición de todos los ciudadanos, sin distinción. La Isla, solidaria, mostró igualmente su grandeza ante la adversidad tras el accidente ferroviario de Angrois, en el que cinco vecinos perdieron la vida en tierras gallegas. Las familias de los fallecidos sintieron el calor y el aliento de todo un pueblo unido, en esta ocasión, para mitigar el dolor.
En estos últimos 40 años, la ciudad ha experimentado, por otro lado, una profunda transformación. Con Avelino Arias (PSA-PSOE), el Ayuntamiento abandonó la parálisis en la que estaba sumido en el antiguo régimen y, con la esperanza y la ilusión de los primeros años de la democracia, modernizó la estructura y funcionamiento de la administración local. El alcalde Antonio Moreno (1989-2005) sacó adelante un nuevo PGOU que configuró la ciudad tal como se conoce hoy, con hitos como la apertura de Bahía Sur o la mejora de conexiones de barriadas que, hasta entonces, estaban marginadas. Su sucesor, el también andalucista Manuel María de Bernardo, dio un paso más en esta línea, y se marcó como reto colectivo la recuperación de los sitios históricos del constitucionalismo con motivo del Bicentenario de 1810. La crisis económica refrenó el crecimiento de la ciudad pero el Gobierno del PP, con José Loaiza (2011-2015) como regidor, sentó las bases del futuro de La Isla para los próximos años con la desafectación de los antiguos polvorines de Fadricas y el Polígono Tiro Janer para viviendas, hoteles, actividades turísticas y negocios comerciales. Y también dejó listo el icónico proyecto de rehabilitación del Ayuntamiento, en licitación y con financiación garantizada. La socialista Patricia Cavada, primera edil desde el año 2015, ha planteado, por su parte, un proyecto a medio y largo plazo para avanzar en la nueva configuración de la ciudad. Para ello, cuenta con 10 millones de euros destinados, entre otros proyectos, a la construcción del parque de la Magdalena, la mejora del sendero del Carrascón, la Ronda del Estero o la recuperación de La Almadraba.
Sin embargo, San Fernando no ha resuelto el debate sobre el inevitable cambio de modelo económico, que ha descansado tradicionalmente sobre los ahora jibarizados sector naval y dotación militar. La Isla quiere potenciar el turismo y ha confiado su suerte a la oferta hostelera, la figura de Camarón, que contará al fin con Museo, y su patrimonio natural. Todos coinciden, administraciones, partidos políticos y agentes sociales y económicos, en que la Punta del Boquerón y el Parque Natural son las joyas de la corona, pero no han sido capaces de articular estrategias para sacarle rendimiento hasta la fecha. La industria auxiliar de Navantia y el desarrollo industrial y comercial de los antiguos terrenos del Ministerio de Defensa son las principales bazas para el impulso de la localidad, así como la apuesta por nuevos sectores como el industrial y la recuperación de actividades tradicionales ligadas a salinas y esteros.