En este tiempo de confinamiento debemos aprovechar para mantener las manos limpias y la mente sucia. En toda situación hay un lado positivo, en el de esta cuarentena reside en relajarnos de nuestro estrés habitual, compartir y valorar el tiempo que normalmente no tenemos para estar con nuestros seres queridos. No todos en estos momentos tienen esa fortuna y lo están pasando solos, y aún peor, hay personas sin techo que están totalmente expuestos.
Hacer o plantear actividades, charlar debido, que en nuestro día a día no es posible, por estar ocupados. Hay tantas cosas que podemos hacer en nuestro hogar: un sofá se puede convertir en una herramienta para hacer ejercicios, una pelota de tenis puede liberar tensiones de nuestro cuerpo descontracturando a través de un masaje o actividad física, una mirada a tu ser amado te carga de energía positiva, un libro puede transportarte a muchos lugares y vivir cosas increíbles, un bolígrafo te ayudará a limpiar la negatividad de tu mente y alma, un ritual de belleza casero te hará sentirte mimado y querido...
Me apena tener que leer WhatsApp en los grupos de banalidades que parece ser que nos llevan la vida en ello, nos quejamos de aburrimiento y normas, como para vivir una catástrofe natural o una guerra mundial. Si no aprendemos de todo esto y sacamos en claro que los seres humanos no podemos seguir siendo tan intolerantes e insolidarios con el prójimo, egoístas, destruyendo todo a nuestro paso, sin valorar cada pequeño detalle y persona, acabaremos por hacer desaparecer todo lo que amamos que por estupidez humana creemos que siempre va a estar ahí, desde la familia, nuestro planeta, recursos, amigos y pareja. Por ello es tiempo de reflexión y promover cambios. Después de todo, el mundo no cambia con tu opinión, sino con tu movimiento.
El coronavirus ha mostrado que somos vulnerables. No olvidéis que somos seres humanos, iguales independientemente de nuestro trabajo, posición social y económica. Tenemos el claro ejemplo de la labor de los trabajadores de los supermercados, que está siendo más productiva que la de cualquier dirigente de un país. No consumamos a mansalva, sólo lo necesario para que los recursos lleguen a todo el mundo. No compremos más papel higiénico y sí más preservativos, que tristemente se amontonan en las baldas de los supermercados, farmacias o gasolineras. Esto pone en evidencia la falta de amor no sólo a tu pareja, sino también por los demás y por nosotros mismos con todos estos actos.
Cuando el coronavirus dé tregua, hagamos balance de todo el dolor que se ha vivido, que las muertes y la pandemia no queden en saco roto, no volviendo a ser las mismas personas de antes. Nos están dando un toque de atención. No lo pasemos por alto y olvidemos rápidamente todo lo vivido.
Habrá mucho trabajo por hacer, damnificados económicamente y en la salud. Entre todos tendremos que arrimar el hombro para volver a levantarnos y a levantar todo lo que nos rodea, y no olvidemos decir más te quiero y te amo porque con la lección debidamente aprendida, o eso quiero pensar, hemos visto que hay que vivir el momento presente, dejar odios y rencores de lado, porque hemos comprobado que mañana quizás sea demasiado tarde. #yomequedoencasa.
