La finca de okupas de la calle Larga, 35 ha sido este martes tapiada tras años de innumerables problemas de seguridad, insalubridad y convertirse en un foco de infección ante el lamentable y calimoso estado en el que se encuentra el edificio. Una finca que debía acoger apartamentos, ya acabados, en pleno centro y que tras años de ocupación y dejadez municipal en atajar el problema, los fuegos, peleas, incivismo y montañas de basura camparon a sus anchas.
La finca, de entre los incendios que ha padecido, como uno que calcinó el cuadro de la luz por el enganche ilegal el pasado mes de abril de 2018, provocó que los okupas fueran desalojados. El acceso a ella se tapió, aunque duró lo que tardó en que tanto Levantemos El Puerto como el Foro Social presionaran para que los desalojados pudieran acceder a recoger sus pertenencias. Ni la entidad bancaria, dueña del inmueble, ni como el entonces responsable de Policía Local, el socialista Ángel González, consiguieron que de nuevo los okupas accedieran y continuaran su día a día normal.
Años después, ahora parece que sí, el problema remite aunque que no de manera definitiva, porque, tal y como este medio pudo comprobar en su día de cara a una publicación, las condiciones de ruina y de insalubridad que presenta no antoja a que éste abra de nuevo las puertas en breve, no sin antes unos trabajos costosos y muy laborioso.