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Sanlúcar

La atención social: más allá del sustento diario

La labor de los servicios sociales adquiere un plus con el contacto directo y la atención a los más necesitados a quien la crisis del Covid-19 ha golpeado duro

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Los trabajadores sociales del programa Erascis de Sanlúcar, encargados del reparto de alimentos.

En la Cocina Solidaria de Bonanza se preparan menús diarios para 300 familias.

Si hay un punto donde pueda centralizarse la labor de solidaridad durante esta crisis derivada del coronavirus, ese es Bonaza y, más concretamente, la Cocina Solidaria. Allí se centraliza la elaboración de los menús para ya más de 300 familias de la localidad en una unión de esfuerzos entre la administración, colectivos y particulares. La situación social que se ha derivado tras la pandemia es la prioridad número uno de los Servicios Sociales municipales.

De esta forma, desde el primer momento y a instancias del alcalde de la ciudad, Víctor Mora, el Ayuntamiento de Sanlúcar se puso en marcha con las promotoras de esta cocina solidaria paras poder hacer frente a las necesidades de las familias sanluqueñas a las que la crisis sanitaria ha afectado de mayor forma en la escasez de recursos.

Hasta el momento, son en torno a 45.000 euros los que el Consistorio ha destinado a estas ayudas. En la iniciativa, colabora también Cáritas y Afanas se ha sumado colaborando en la elaboración de menús para aquellas familias que lo necesitan y se está ultimando la colaboración con el Hospital Virgen del Camino para que se sume a esta iniciativa. La Hermandad del Nazareno, de la Burrita, del Rocio, del Resucitado y la Agrupación Jesús de la Bondad también colaboran.Hay otras empresas, como Mercadona o la Cofradía de Pescadores que colaboran de manera altruista, aportando alimentos para la elaboración de los menús. O agricultores que llegan con un camión de tomates o un cargamento de plátanos. Con ellos, los voluntarios que cada día trabajan en esta cocina, elaboran el sustento para más de 300 familias de la localidad.

Pero la ayuda no se queda sólo en el plato de comida que los voluntarios elaboran cada día aportando su granito de arena en esta lucha. Va más allá. La delegada municipal de Servicios Sociales, Teresa de la Rúa, lo explica de esta forma: “El agradecimiento va más allá de recibir el plato de comida, es el rato de conversación, el contacto con los trabajadores sociales, el cómo estás hoy, qué necesitas... es un plus emocional y de autoestima a las personas que más necesidades tienen en estos momentos”. Y en esta labor se afanan desde hace ya más de un mes los trabajadores de la línea 2 del programa Eracis que venían desarrollando su labor hasta ahora en las zonas vulnerables de la ciudad. Con la llegada del coronavirus, su trabajo ha dado un giro y pese a sus años de experiencia en la atención social, las situaciones diarias no dejan de desbordarles emocionalmente. “Ellos son los que están en la calle, los que salen cada día de sus casas, cogen una furgoneta y comienzan a repartir puerta a puerta, en contacto con los vecinos...eso no se puede comparar con lo que nadie hace”, es la forma en la que De la Rúa reconoce el trabajo que este programa, dirigido por Miguel Ángel Jaime Medina y en el que se integran varias trabajadoras sociales. “Llegar a una casa con niños y que lloren al ver un paquete de chucherías, es muy emocionante... o el vecino que vive sólo y que sabes que sólo tiene ese momento de charla contigo”, reflexiona una de las trabajadoras.

Y es que, detrás de las cifras, del dinero, de los kilos de alimentos, del número de voluntarios, de las familias atendidas, hay una realidad social, emocional, que esta crisis del coronavirus ha destapado también. Es el rostro de la solidaridad y el de la colaboración mutua para que, unidos, podamos vencer la pandemia.

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