La Policía Nacional han detenido a otras tres personas más relacionadas con el cultivo de marihuana en el cerro de San Cristóbal en Almería en el marco de la operación 'Taifa', con lo que son ya 21 los arrestados a través de esta actuación que tuvo su origen el pasado 8 de julio, cuando se intervinieron más de 3.500 plantas y se neutralizaron 96 acometidas irregulares.
Según detalla la Comisaría en una nota, entre los tres últimos detenidos se encuentra un empresario del sector de la climatización, quien dentro de su actividad laboral profesional "colaboraba de forma directa en la actividad del grupo", al consentir el "montaje y reparación" de los aparatos de aire acondicionado necesarios para las plantaciones de marihuana.
Tras la primera fase de explotación, los investigadores continuaron con sus indagaciones a fin de "desmantelar por completo" la estructura criminal investigada. En este sentido, fueron apresadas tres personas más por su presunta pertenencia al grupo criminal, defraudación de fluido eléctrico y tráfico de drogas.
La intervención, en la que se contó con la colaboración de técnicos de Endesa, permitió además incautarse de tres pistolas y un revólver con los números de serie borrados, una escopeta, un rifle, y cerca de 60.000 euros en metálico.
El operativo que se inició poco después de las 6,30 horas del pasado 8 de julio y dio lugar al arresto inicial de 13 hombres y cinco mujeres, de forma que seis de ellos ingresaron en prisión por orden del Juzgado de Instrucción número 6 de Almería, que coordinaba la operación sobre la que ya se levantó el secreto de sumario.
El despliegue de medio centenar de agentes y operarios se produjo tras un año de investigaciones, cuando se tuvo conocimiento de que en varias viviendas enmarcadas en las calles Fausto García, Patio de Fausto García, Camino San Cristóbal, Loma San Cristóbal y Luchena se podrían estar albergando cultivos hidropónicos de plantas de marihuana.
Según la Policía, el cultivo y tráfico de marihuana sería el único modo de vida de esta familia, según las actuaciones policiales. La investigación previa estuvo dificultada por el urbanismo de la zona, ya que algunas de las vías eran peatonales y en su mayoría estrechas y con escasa afluencia de personas y vehículos ajenos.
A lo largo de los meses se consiguió desgranar el funcionamiento de este un grupo familiar perfectamente organizado, que había montado una infraestructura que estaba generando "grandes beneficios" derivados del cultivo, manipulación y posterior venta del estupefaciente. Según el puesto que cada persona ocupaba, obtenía unas ganancias económicas.
