El equipo médico que atiende al presidente estadounidense, Donald Trump, por COVID-19 se mostró esta tarde "cautelosamente optimista" tras una jornada en la que el mandatario no presentó fiebre y no necesitó oxígeno suplementario, aunque reconoció que el mandatario "no está fuera de peligro".
En un comunicado distribuido esta noche, el médico presidencial, Sean Conley, reiteró que Trumo "continúa bien" y ha "hecho progresos sustanciales desde su diagnóstico", que se dio a conocer en la madrugada del jueves al viernes.
El presidente no presentó fiebre durante el sábado y no requirió oxígeno suplementario, "con un nivel de saturación entre el 96 y el 98 % durante todo el día".
"Aunque no está fuera de peligro, el equipo (médico) es cautelosamente optimista", indica el comunicado, que añade que durante el domingo el presidente continuará en observación y recibirá una nueva dosis del antiviral Remdesivir, al que hoy respondió sin complicaciones.
Trump "ha pasado la mayor parte de la tarde trabajando y se ha movido por la suite presidencial sin dificultad", afirma el médico presidencial.
Esta mañana, Conley, acompañado de todo el equipo médico y de enfermería que atiende al presidente Trump en el complejo hospitalario militar de Walter Reed, aseguró que se encontraba evolucionando "muy bien", pero evitó aclarar si el mandatario recibió oxígeno suplementario el viernes.
Según el diario The New York Times, los niveles de oxígeno en sangre del mandatario cayeron el viernes y se le administró oxígeno antes de ser traslado al hospital. El mandatario también mostró fiebre y fatiga.
Conley, un médico osteópata, comandante de la Armada y médico del presidente desde 2018, no quiso especular hoy cuándo podrían dar de alta al mandatario, pero será importante observar su progresión en los próximos días.
Según el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, las próximas 48 horas serán "críticas" para saber si el presidente se enfrenta o no a un caso agresivo de COVID-19.