Mirar el pasado para aprender de el evitando caer en los errores de antaño, es la filosofía primera que aprendí cuando inicié mis estudios de Historia, y con el paso de los años, sigue estando en mi vida como un dogma que intento llevar por bandera, aunque el destino te vuelve a llevar una y otra vez a repetir aquellos errores.
Barbate lleva años intentando avanzar, con mayor o mejor suerte, intentando dejar atrás aquellos casos de revuelo político que supuso el caso de Puerto Plata, con la implicación de Juan Guerra, hermano del entonces vicepresidente del Gobierno o de otros casos más cercanos en el tiempo como aquellos conjuros que en el Salón de Plenos lanzaba un brujo, con dos dedos a algún portavoz de un grupo municipal, el cual, presuntamente no abonó una deuda para que los hechizos del brujo le hicieran alcalde de mi pueblo. Escándalos políticos que con menos o más gracia que han lastrado la historia de un enclave inmejorable y que nacía en el año 38 con unas expectativas magníficas, de convertirse en la ciudad referente de la provincia de Cádiz. Lo cierto es que por una cuestión o por otra siempre sucede algo que nos frena o nos lleva a las portadas de la prensa por cuestiones desagradables: Impagos al fisco, facturas de obras no realizadas, demasiados ataques y sobre todo demasiado fácil de hacer estos ataques. Mientras en la calle, los comentarios tergiversados o manipulados por partes interesadas que provocan, como en el título de aquella infumable película de Bill Murray, que los fantasmas del pasado ataquen al jefe de hoy.
Si miramos las noticias de esta semana, resulta que se ha conseguido la adquisición de un camión de carga lateral para la recogida de basura, que hemos vivido un Foro Empresarial de Economía Azul con una crítica y aceptación digna de cualquier evento realizado en una capital de provincia, comienza la Semana Gastronómica con una ambiciosa programación on line y disfrutando del estreno del documental ganador de la Biznaga de Plata en Málaga el Oro Rojo. Pero ¿quién habla de eso? No podemos quedarnos en el victimismo de antaño, en la acusación sencilla y descalificación a los políticos que nos dirigen sin más pruebas que el rencor, es hora de que nos miremos y sintamos el orgullo de ser de Barbate, sí señor, BARBATEÑO SIN COMPLEJO. Ya perdimos el Retín, no podemos permitirnos perder el orgullo, de lo nuestro y ese orgullo se demuestra apoyando y defendiendo lo mucho y bueno que se hace en nuestra tierra; cine, música, teatro, libros, una Cultura que se exporta, de la que beben de todos los lugares del planeta, aliñado por el producto propio para el despegue de nuestra industria, el atún y el pescado de la Bahía, el de toda la vida.
Atacaremos cuando haya que hacerlo, pero por favor, las “mierdas” vamos a lavarlas de puertas para adentro o en los juzgados, pero dejemos las descalificaciones, las amenazas y el ruido para el pasado. Barbate necesita retomar la senda que le llevó a su independencia en 1938, la del despegue industrial y económico a través del Turismo y el mar. No volvamos a revolvernos contra nosotros mismos porque el final ya lo conocemos y llevamos pagándolo demasiados años como para no haber aprendido de ese pasado y empezar a esforzarnos por no repetirlo.
