Nos adentramos en septiembre, mes de las restricciones por los excesos del verano y mes también en el que mucha gente comienza a adoptar pautas que les hagan perder rápidamente esos kilos de más que han cogido en estos meses.
Pautas como por ejemplo, suprimir el desayuno, a pesar de que realizaban un desayuno sano y que esta comida llevaban haciéndola desde siempre; no añadirle aceite al pan si es que desayunan; dejar de consumir radicalmente alimentos sanos por el simple hecho de que aportan más calorías; hacer ayuno, etc. Pautas que, por supuesto, les van a ayudar a perder peso pero que seguramente no van a mantener en el tiempo por ser demasiado estrictas.
Entonces yo siempre hago la misma reflexión: Si esa pauta tan estricta no vas a mantenerla en el tiempo, ¿de qué te sirve? Es decir, de qué te sirve perder mucho peso por no desayunar si sabes que vas a recuperarlo en el momento en el que vuelves a incorporar esta comida.
A veces no pensamos que todo lo que se vuelve muy estricto hace nos cansemos muy pronto, nos aburramos y abandonemos, por eso la clave siempre estará en el flexibilidad que, aunque nos haga ir perdiendo más poco a poco, a lo largo del tiempo nos hará perder más porque nos sentiremos más comodos y capaces de continuar con los hábitos sanos.
Recuerda, ¡más no siempre es mejor!