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Almería, diez años después de los Juegos que cambiaron la provincia

El 24 de junio de 2005 comenzaba un acontecimiento deportivo que nació, como muchas grandes ideas, de unas notas en una servilleta, en una cafetería a finales de los años 80

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Almería celebra este miércoles el décimo aniversario de los Juegos Mediterráneos 2005, que supusieron un antes y un después en la vida de la provincia transformándola por completo, además de dotarla de muchos servicios de los que carecía hasta entonces y convertirla en la capital del deporte en el Mediterráneo.

El 24 de junio de 2005 comenzaba un acontecimiento deportivo que nació, como muchas grandes ideas, de unas notas en una servilleta, en una cafetería a finales de los años 80.

El influjo que iban a tener los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y, ese mismo año en Andalucía, la Exposición Universal de Sevilla resultó determinante para que Almería, prácticamente aislada en la esquina suroriental de España, diera un paso adelante y tomara una decisión que modernizaría a toda la zona, cambiándole totalmente la cara y acercándola al resto del país.

"Colocamos a Almería en el mundo", apunta, diez años después, el que fuera presidente del Comité Organizador de los Juegos Mediterráneos de Almería, Juan Megino, principal valedor de los juegos, si bien él se define, con humildad, como "un protagonista más, que estuvo en el sitio y el momento oportunos".

Para Megino, que también fue alcalde de Almería entre 1995 y 1999, "conseguimos el objetivo inicial, que era proyectar a Almería en el Mediterráneo y en el mundo, y corregir el déficit de infraestructuras deportivas que teníamos", subrayó en declaraciones a Efe.

Porque si algo dejaron los Juegos Mediterráneos a Almería fue la culminación, tras varios años de retraso, de la autovía A-92 que la conecta con Sevilla.

También dejaron un buen puñado de instalaciones deportivas que, tras acoger a sus respectivas disciplinas en aquel 2005, han quedado para el uso y disfrute de la ciudadanía en algunos de los casos y, mediante la gestión pública o privada, de los clubes deportivos, en otros.

En este último caso destacan la obra cumbre, el Estadio de los Juegos Mediterráneos, por donde han pasado en los últimos años las grandes figuras de la Liga BBVA; el Pabellón Moisés Ruiz, que ha visto celebrar títulos de liga de voleibol y baloncesto de LEB Plata o Liga Femenina-2; o el canal de remo de Cuevas del Almanzora.

Este canal es un lugar habitualmente elegido por federaciones internacionales para concentraciones de pretemporada y en él incluso se han rodado producciones cinematográficas como 'El Niño'.

Como contrapunto, la Villa Mediterránea de El Toyo, que, convertida tras los Juegos en poco menos que una ciudad espectral, parece ir saliendo de esa situación, a marchas forzadas, en los últimos años. Una zona residencial llena de vida durante los diez días de la competición que una década después sigue sin despegar del todo.

Los Juegos de Almería pasaron en diez días tras más de diez años de preparación, contaron con más de 3.200 participantes y un presupuesto total en torno a los 200 millones de euros (50 de organización y 150 en infraestructuras), y hoy en día se pueden recordar en un centro de documentación y exposición que se ha habilitado en el Palacio de los Juegos Mediterráneos con motivo de este décimo aniversario.

Allí, se han recuperado una gran cantidad de archivos que se encontraban abandonados en los sótanos de la Universidad de Almería y que se han ordenado y catalogado para poder consultar cualquier dato que tenga que ver con los que a día de hoy siguen siendo, como dijera en su día el entonces presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, "los mejores Juegos Mediterráneos de la historia".

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