Nuestras vidas son una continuidad , en cuyos relatos hemos de saber colocar adecuadamente, los signos de puntuación desde el punto hasta la coma pasando por la interrogación. Y a nuestro ritmo, sin prisas y sin pausas nos vamos haciendo preguntas, y manteniendo nuestra curiosidad por lo que nos rodea.
A merced de los aciertos y los errores humanos, somos capaces de crear con autenticidad sin intentar buscar la notoriedad , ganando en agilidad y acelerando la innovación en una especie de magia que decimos entender sin comprender nada de lo que los demás nos cuentan.
En ocasiones entre el caos y la desesperación nos encontramos inquietos por unos derechos perdidos, y terminamos no siendo dueños de nuestros destinos y prisioneros de nuestras circunstancias . No debemos desaprovechar ninguna ocasión para disfrutar y divertirnos.
No nos debemos resistir a cambiar las rutinas . Ni estamos hechos para estar sentados ,ni para instalarnos en lo previsible y morir de aburrimiento , tampoco podemos estar obsesionados por manipulaciones y conspiraciones que nos sitúan dogmáticamente fuera de la realidad.
En un mundo de prisas y en la que no nos damos pausas para las reflexiones , dejamos de escuchar lo que los demás tienen que contarnos , y se nos escapa lo que puede resultar interesante para nuestras vidas. Cuando no tenemos nada y lo deseamos todo, creamos problemas donde había soluciones.
Sin prisas y sin pausas debemos ir marcando el camino y consiguiendo nuestro equilibrio , para no quedar atrapados en ninguna falsa realidad ni en una noticia en la que solo existe en la imaginación de aquellos que se las han inventado, y las han puesto en circulación a través de las redes.
Hay quienes hacen mucho ruido para intentar ocultar su falta de relevancia y los que siempre están al borde de una locura imprevisible, o reclaman en medio de una atmósfera de escepticismo para que no arrinconen a las personas y se combatan las desigualdades
Con calma y tranquilidad , hemos de superar nuestras incomodidades, y hacer frente a los propios demonios , escapando de los límites de nuestro mundo físico , para ser capaz de superar el rito diario en paz con uno mismo y con el mundo.
Vivimos en una sociedad del quita y pon , en la que no podemos saber de todo si queremos aprender de algo., a no recriminar a los demás de lo que solo nosotros somos responsables, a no tentar la suerte con juegos peligrosos o abrir debates inútiles.
Con el ritmo y compás de ir sin prisas y sin pausas, desvelaremos misteriosas escrituras que relataran nuestras historias en distintos espacios y tiempos, y olvidaremos de preguntar y preguntarnos, porque siempre podremos consultar a Google, aunque dándonos la respuesta no resolvamos nada.
Intentaremos protegernos soñando despiertos, abriendo las puertas de nuestros sentidos a la ilusión, pretendiendo verlo todo pero no atendiendo a nada, y cada espacio que recorramos lo convertiremos en una especie de teatro viviente, lleno de personajes y escenarios.
Hemos de saber que hacemos, como y con quien, sin prisas pero sin pausas , y cuando escribimos hagamos de este acto , con toda la liturgia del mundo, un acto placentero, pero también una forma de aprender en la que nadie nos tenga que decir lo que tenemos que hacer.
Sintámonos orgullosos de abrir nevos caminos, porque experimentaremos la utilidad de las nuevas relaciones.