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La Tribuna de Nertis

Corsarios de bufanda y escudo

Jacobo Cáceres, abogado de Nertis, nos habla del fútbol, de los excesos y de la violencia que rodea al deporte rey

Publicado: 18/05/2022 ·
10:18
· Actualizado: 18/05/2022 · 10:18
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Como bien sabrá, la noche de este miércoles se celebra en Sevilla la final de la Europa League en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, entre el equipo alemán Eintracht Frankfurt, y el escocés Glasgow Rangers.

Por desgracia, estamos habituados en esta ciudad y en muchas otras europeas a contemplar altercados y hechos delictivos de toda índole, provocados por la circunstancia de que se agolpan en la ciudad multitud de aficionados de clubes extranjeros ante una cita futbolera. Hace pocos meses ya vivimos una “batalla campal” en el centro de Sevilla, por un enfrentamiento entre “aficionados” del citado equipo alemán, que se enfrentaba al Betis, y “aficionados” del West Ham inglés, que lo hacía a su vez con el Sevilla. Ya pueden Uds. imaginarse la escena, porque de seguro la han visto más de una vez: sillas y mesas de bares a modo de proyectil, vasos y botellas de cristal volando, mobiliario urbano destrozado, vehículos dañados, gritos, peleas, heridos, detenidos…

En algunas ocasiones son obras de arte y patrimonio histórico los que acaban resultando dañados o directamente destrozados, al paso de esta masa violenta de ultras, como recuerdo ocurrió en Roma hace unos años con la visita de los hinchas holandeses del Feyenoord.


Estos episodios son demasiado habituales, y parece que los hemos asumido como parte del precio a pagar por la inyección económica de este tipo de eventos deportivos.

Siempre que ocurren estos sucesos pienso que, si les quitáramos la pátina y el contexto del fútbol, y los presentáramos con toda su crudeza, caeríamos horrorizados en la cuenta de que un grupo de bárbaros y delincuentes, a los cuales nuestra ciudad -o la ciudad de turno- les importa más bien poco, la asaltan con la parsimonia y tranquilidad de que tienen una suerte de patente de corso, entregada al alimón entre la UEFA, los clubes, y las administraciones locales.

Piénselo; elimine de la fórmula toda referencia futbolística; las camisetas de colores, los escudos, las bufandas y las banderas… ¡¿Por qué hay un grupo de personas ahora mismo destrozando mi ciudad?!¡¿Por qué vuelve a ocurrir?! Ah, el poderoso caballero, capaz de hacer que una capital como la nuestra ponga la seguridad policial, la asistencia sanitaria, la limpieza y restauración al servicio de estos corsarios contemporáneos, ultras borrachos y violentos que, con la sensación de tener la ciudad a su disposición, hacen de los portales sus baños, de los bares su cuartel, y del patrimonio ajeno el objeto de sus frustraciones.

Ojalá me equivoque y esté exagerando, y el único protagonista esta noche en Sevilla sea el fútbol. Y nada más.
 

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