Cenas de Navidad sin langostinos
Las cenas de navidades próximas se hacen bajo los signos de la moderación presupuestaria, alimentos caros sustituidos por sus equivalentes más baratos y menús más económicos...
El panorama que se observa en las empresas, se puede trasladar a muchas instituciones. Pero sobre todo flota en el ambiente una serie de sentimientos que retraen el consumo. Hay más miedo a lo que puede pasar que a lo que está pasando. Ni que dudar tiene que las noticias del entorno nos hablan de quiebras y despidos. Aquellos hoteles que ofrecían cena, espectáculo, refrigerio para la madrugada e incluso desayuno especial para el día siguiente también se han refrenado. El director de una agencia de organización de eventos, ante la crisis, afirma que las empresas buscan rebajar costes, y las cenas de Navidad son uno de ellos. Quienes se dedican a la organización de estos eventos así lo constatan. “Se está notando un bajón en el negocio”, afirma el gerente de una de estas agencias, que destaca que “si antes se solicitaban cenas de gala, ahora se piden cosas más baratas”. Los regalos de empresas también se han moderado, los catálogos ofrecen más posibilidades para todos los presupuestos. Algunas entidades incluso los han suprimido. Los ayuntamientos restringen las iluminaciones de sus calles y paseos.
En el ámbito de las familias es donde se nota más la crisis y no hay que ser futurólogo para adivinar el bajón en la adquisición de alimentos. Las cifras de los comercios ya anuncian que el consumo se ha contraído en un cinco por ciento. No hay la alegría en los encargos como pasaba antes, ni las familias hacen planes de grandes comilonas. Estas navidades van a ser la de las sustituciones: langostinos de Sudáfrica por gambas blancas; en vez de cordero, ternera; las angulas se cambiarán en gulas, el pavo por el pollo; sidra por cava; turrones los que se encuentren de oferta; el jamón de pata negra por el de pata blanca. Ya hay noticias de que las cestas de Navidad de este año van a ser mucho más austeras y tendrán menos componentes de embutidos ibéricos y más de algunas legumbres en bote como hemos visto en la publicidad de un área comercial. Algunas familias que aprovechaban para pegarse varias comilonas, restringirán su número. Le ocurre igual que a las salidas de las parejas por la noche los fines de semana que las cenas clásicas se han sustituido por picoteos de medias raciones o de tapas. Los pretextos son de lo más peregrino para justificar ese cambio de costumbre desde la dieta hasta que de noche no resulta sano cenar de una forma abundante. La restauración ha pegado la oreja a los nuevos tiempos y cada vez más ofertan cartas de tapas y raciones para el tapeo correspondiente. La vestimenta también ha sufrido los zarpazos de los nuevos tiempos y las ofertas, rebajas y rastrillos están haciendo su agosto en diciembre. Ropa pasada de temporada se le busca nuevas aplicaciones. Por eso, de nuevo aparecen las costureras que acortan o alargan vestidos.
Aunque siempre hay quien se aprovecha de estas circunstancias, un refrán castellano describe la situación: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. El pretexto de la crisis vale para un roto y un descocido. Los organismos niegan inversiones y subvenciones con la excusa de los recortes de presupuestos por los tiempos que corren. No puede resultar más falsa la disculpa porque las instituciones funcionan con presupuestos cerrados y previstos desde el ejercicio anterior. Algunas empresas reducen sus plantillas aludiendo a la reducción de la cartera de pedidos.
Hasta pronto gadiritanos.
ubaldox@hotmail.com
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