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La dictadura

Tenemos en las manos una hermosa democracia, nunca en la historia hemos vivido mejor, con crisis incluida.

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Charles Chaplin tuvo que andar toda una vida de huérfano para valorar la democracia y sólo al final de ella se atreve a provocar al pueblo con su bigote de Gran Dictador. Ya había aprendido que al hombre se llega mejor con la ironía. Su contraste de payaso predicando la dignidad humana ante el globo terráqueo no ha tenido parangón, pero eso sólo se consigue a una cierta edad llamada de madurez. Los que osan jugar antes interpretando a un dictadorzuelo sólo consiguen hacer un pueblo díscolo y falto de esperanza. No hay nada más atrevido que robar la libertad.
Nosotros pasamos en este país una época en que se da esta paradoja. No tenemos más remedio que imponer la democracia, pero no se nos ocurre leer la historia que engendró estos lodos y nos hizo atravesados. ¿Cómo hubiéramos podido persistir hasta hoy sin ser maleducados? Son muchos años de absolutismo, nuestros Monarcas que no tienen la culpa deben entenderlo, y otros de dictadura. No nos debe extrañar que aún queden algunos esperpentos que imitan el pasado tratando de emularlo. El pueblo a puntapiés, dicen, o se sufren las consecuencias. Si tenemos suerte y se siguen las alternancias, podremos aspirar a ser una nación joven dentro de nuestra solera y puesta al día, que es a lo que me venía a referir. Es cuestión de paciencia.
Tenemos todo en contra, es verdad, hasta la iglesia en personajes desfasados, y ella llena de contenido buena parte de la etnia. Pero sin embargo, y esto es lo que maravilla, estamos ejerciendo de demócratas en esta Europa vieja en donde Oliverio Cronwel ya en mitad del diecisiete puso al día la democracia en la Inglaterra de Carlos I. Nuestra buena voluntad está teniendo sus dificultades, es verdad, pero ya llevamos tres decenas de años con una Monarquía que junto al pueblo intenta salir adelante corrigiendo el pasado. Tiene su mérito y debemos sentirnos orgullosos, que hasta a Oliverio le costó salir de la tumba para que lo decapitaran.
De todas formas ejercer contra el pueblo ahora en este país que se ha dejado tanta piel en la gatera de la historia es más de demencial que de mala entraña; por fuerza es un problema mental y a mí no me salen las cuentas desde otra perspectiva. Tened cuidado con el voto de apartar a los que sólo tienen la imagen en la que abrieron los ojos, que nos corre prisa aprender cuanto antes no sea que una vez más lleguemos tarde. Tenemos en las manos una hermosa democracia, nunca en la historia hemos vivido mejor, con crisis incluida. No lo estropeemos dejándonos llevar de los que, desde la derecha o desde la izquierda, tienden a agriarlo todo porque es así su condición. Algunos quieren exigir tanto y lo quieren tan perfecto cuando se trata de los demás, que se olvidan de que lo importante es vivir. Por eso digo, si sigue la alternancia y nos vamos quitando a los aguafiestas de encima, entre los que se incluyen los corruptos, es muy posible que poco a poco nos vayamos viendo como ciudadanos normales dentro de una Europa que nos acoja. Dios me oiga. Yo no quiero el aborto, pongo por caso, pero no me importa que se haga una ley que proteja a los que lo admiten. Se trata de caer en la cuenta de que España es plural y reconocerlo. ¿Sería posible convivir sin admitir la diversidad? Hay curas pederastas, pero eso no me impide que yo practique sacramentos si así lo estimo. ¿Es que ahora descubro que todo tiene su lado humano? Somos infantiles a ratos y lo que importa es persistir y aprenderemos. Ya digo, alternancia.

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