Siempre contigo y tú conmigo

Publicado: 20/11/2023
Autor

Mayte González Gallegos

Escritora por devoción y restauradora de muebles, columnista en el periódico Viva Huelva

Chic style

Blog personal con alma y corazón dedicado a hombres y mujeres sobre moda, belleza y todo lo que esté al alcance de mi bolígrafo

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Para llegar a la fluidez y a una relación sana hay que tener en cuenta que al principio tendréis muchas diferencias por tonterías pero os hará conoceros mejor
Muchas personas tienen la creencia de que para tener una relación sana y duradera con la que consideran es la persona con mayúsculas todo tiene que fluir, pero la verdad no es tan así. En la fase del enamoramiento las citas son idílicas, se habla de esa fluidez y nos da la sensación de conocerle de toda la vida y viceversa, pero eso se termina y se vuelve a la normalidad con los típicos roces. Ahí es cuando realmente se inicia la relación y debemos entender que se va construyendo cuando aprendemos a expresarnos para llegar a un entendimiento y dejamos de esperar que la otra persona lea nuestra mente y nos descubra. Sobre todo hay que comunicarse en el preciso momento que se va a iniciar la discusión para hablar o bien decir que se deja para cuando ambos estéis más tranquilos, no es solo poner límites a nuestra pareja si no también a nosotros mismos para no ofender y hacer daño a la persona que amamos, pero esto lleva implícito tiempo y paciencia mientras os vais conociendo. Se aprende con esto que el primero que agacha la cabeza no pierde la discusión sino que toma el control y el orgullo lo ha dejado en un segundo plano, pero todo este esfuerzo hay que hacerlo por parte de ambos, no vale que uno solo tire del carro.

A veces, por evitar un conflicto, nos callamos las cosas y lo que provocamos es una acumulación interna que acaba explotando cual bomba: hay que aprender a decir las cosas y saber cuándo parar. Aprender a tener una comunicación positiva y asertiva da mejor resultado que estar retroalimentando constantemente la negatividad. Comunicación constante, involucrando a la otra persona en la toma de decisiones y en los problemas que te atañen a ti o a los dos. Recordad que sois un equipo.

Es importante que cada uno tenga su espacio individual para desarrollar cosas que le guste hacer, no hay que dejar que te corte las alas ni al contrario, tiene que ser alguien que te impulse, no que te eche para atrás, y te ayude a convertirte cada vez en mejor persona en todos los ámbitos de la vida.

Para llegar a la fluidez y a una relación sana tenéis que tener en cuenta que al principio tendréis muchas diferencias por tonterías pero os hará conoceros mejor y terminareis por encajar, además de aprender a gestionar las crisis, pero quien pretenda vivir una relación sin un roce que conviva solo consigo mismo porque hasta con los amigos, la familia se tienen. Existe trabajo y esfuerzo diario con amor mutuo, comprensión y respeto. Entender las heridas del otro porque tú tienes las tuyas y no ser un irresponsable afectivo marchándote sin ni tan siquiera romper la relación y generando en la otra persona miedos, desconfianza, inseguridades y dolor.

Se gana más con amor que con resentimiento y la vida es más bonita compartida, no nos engañemos con el “yo estoy bien sol@”, como animales estamos hechos para estar en pareja por mucho que vayamos de modernos y, por favor, jamás os acostéis enfadados y sin deciros lo mucho que os amáis. Nunca sabes si puedes perderl@ por una enfermedad, un accidente… Puede ser la última vez que os lo digáis.

Amad más y mejor, haced el amor y sed amables por muy mal que lo haya hecho la otra persona. Pon en una balanza lo que te aporta y no te quedes solo con lo negativo.

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