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Andalucía

¿Cómo atajar la sequía, cuando no hay una receta mágica?

En un escenario de cambio climático, con sequías que ganarán en duración, magnitud e intensidad, atajar el estrés hídrico implica un abordaje global

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  • Sequía. -

No existe una receta mágica para paliar la escasez de agua. En un escenario de cambio climático como el actual, con sequías que ganarán en duración, magnitud e intensidad, atajar el estrés hídrico implica un abordaje global del problema, porque los enfoques aislados tienen un alto riesgo de fracaso.

Una adecuada planificación y gestión del agua, la protección de ríos y acuíferos, reducción del consumo y conciencia de que el agua es un recurso limitado, son alguna claves para prepararnos mejor ante la sequía, ha explicado Lucía De Stefano, profesora de Hidrogeología en la Universidad Complutense de Madrid.

En una entrevista con EFE, De Stefano ha hecho hincapié en que "no hay solución sencilla para afrontar la sequía, no hay varita mágica", sino que las medidas a adoptar pasan por "combinar varios enfoques a la vez", intentando tratar de minimizar los efectos negativos.

La receta que suelen darnos para "estar preparados" es casi siempre la misma: Más agua o más embalses, pero esta receta funciona cada vez menos por sí sola, ha subrayado la también Directora Adjunta del Observatorio del Agua de la Fundación Botín.

A su juicio, es necesario una visión global del problema porque ni la tecnología, ni los trasvases, ni la desalación por si solas podrán resolver el problema, ha señalado la experta, quien incide en que es un tema "muy complejo político y territorial" marcado además por las dinámicas sociales.

De Stefano ha reconocido que en Cataluña, la situación es "grave y severa" con cuencas pequeñas y montañas cerca del mar, que merman la capacidad de recoger y almacenar agua, en comparación con Andalucía, donde las cuencas son más grandes y, además hay mucho regadío, que llegado el caso, puede ceder agua al abastecimiento.

En los últimos 60 años, la España peninsular ha vivido tres períodos de sequías (1982-1984, 1991-1996 y 2005-2009), siendo 2005 el año de menor precipitación de la serie analizada por la Aemet, que se inicia en 1961.

A día de hoy, Cataluña ha entrado en emergencia ante la peor sequía jamás registrada con restricciones de agua que ya afectan casi al 80 % de la población, con el objetivo de garantizar el abastecimiento doméstico en los próximos meses; En Andalucía, la escasez de agua, es la de más duración en algo más de 60 años.

En este punto, De Stefano ha sido tajante al explicar que las restricciones que se pueden aplicar a los distintos usos del agua no se hacen para "oprimir o castigar" a un sector, sino que buscan estirar más y mejor el agua que se tiene, porque "no podemos controlar lo que llueve", ha lamentado la experta.

Es un "gran esfuerzo que a nadie gusta", pero que en determinados momentos hay que ajustarlos para que el sistema funcione, según la experta en recursos hídricos, quien destaca que en España existe una larga trayectoria de gestión de sequía tal y como lo demuestra la primera generación de los planes de sequía aprobada en 2007.

A día de hoy "no se está improvisando" en gestión de sequía, todo lo contrario, se construye sobre la experiencia de sequías anteriores, porque España es pionera en gestionar periodos de escasez de agua, ha incidido.

Asimismo ha abogado por "mejorar y reducir" las fugas de agua en las urbes de la forma más eficiente posible, y ha apostado por "ajustar los usos del agua a su disponibilidad en condiciones de normalidad pluviométrica, sin apurar los límites del sistema", porque en momentos de estrés hídrico, ríos y acuíferos sobre-explotados, responderán peor a las necesidades.

Eso significa, entre otras cosas, que no podrán proveer todos los servicios que son capaces de generar de forma natural, y, por tanto, mejorar el estado de los ecosistemas acuáticos, algo que implica un planteamiento muy pragmático y utilitarista para garantizar el agua para nuestras necesidades socio-económicas.

Para la experta, otro punto de interés es la importancia de diversificar las fuentes de agua (desalada, superficial, subterránea) y las inter-conexiones entre ellas, una medida que genera "resiliencia", sobre todo en pueblos pequeños, que son muy vulnerables por su único abastecimiento en pequeño embalses o en pozos, que si fallan, generan problemas graves de agua.

Cuando la emergencia pase habrá que valorar lo que se podía haber hecho y no se hizo y ver las medidas implementadas por las administraciones y los particulares, porque al final son los que tienen la responsabilidad colectiva, ha concluido De Stefano. 

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