Esta circunstancia ha motivado que los responsables de la Agencia Andaluza del Agua tomaran a principios de semana la decisión de comenzar a desembalsar agua, a un ritmo que ha ido oscilando en una cifra comprendida entre los 27 y los 35 metros cúbicos por segundo, una medida que no tiene otro fin más que el de dar seguridad a los ciudadanos de los municipios ribereños para prevenir posibles crecidas e inundaciones derivadas de un posible incremento de las precipitaciones durante las próximas semanas, en la línea de lo que ya ocurrió el pasado año.
Curiosamente, y según ha explicado Rafael Álvarez, gerente de la Agencia Andaluza del Agua, el de Iznájar ha sido el único embalse que ha tenido que soltar agua a lo largo del verano y en el arranque del otoño. En lugar de la apertura de las compuertas, el proceso utilizado ha sido la turbina al tratarse de "pequeñas cantidades", algo que “también nos ha permitido aprovechar energía eléctrica".
Por el momento, y en el capítulo de balance del temporal de la pasada semana, parece claro que Puente Genil, al igual que ocurriera el pasado invierno y excepción hecha del derrumbe del tramo de la Cuesta del Molino, ha vuelto a salir indemne de las complicaciones derivadas de la crecida del río, fundamentalmente gracias a la buena labor de contención de las obras realizadas para evitar la avenidas del río. Además, la situación de nuestra localidad no ha sido equiparable a la que han vivido otras poblaciones de la cuenca del Genil como Écija o Palma del Río, que se han visto afectadas por el espectacular aumento del caudal de afluentes como el río Cabra.
Tras la catastrófica riada del año 1963, Puente Genil ha aguantado más o menos bien el envite de la subida del nivel del río, hasta el año 1997, fecha en la que la crecida llegó a cubrir los ojos del puente de Miragenil, un hecho este que provocó la lógica alarma de los vecinos de las zonas ribereñas. Las obras del Plan especial contra las avenidas del río dieron motivos para la esperanza en la resolución definitiva del problema de las inundaciones en el casco urbano del municipio, mostrándose el pasado año tremendamente eficaces para contener el alto caudal que el río presentaba a su paso por Puente Genil.