Muy poca o ninguna teoría, pero mucha intuición, sentido común, paciencia, esfuerzo y sacrificio. Eso tenían los negocios que han prosperado a lo largo del tiempo y nos han acompañado durante décadas satisfaciendo nuestras necesidades. Hoy tenemos mucha más teoría, pero todo lo demás escasea. Evidentemente la teoría ayuda, intenta evitar que cometamos errores groseros y previsibles, pero no puede garantizar el éxito. La realidad es compleja y nuestra capacidad de analizarla, interpretarla e intervenir es siempre limitada. Podemos crear espacios de incertidumbre controlada, pero ya sabemos que la rentabilidad más elevada está asociada a un mayor riesgo. La intuición se plantea como una alternativa cuando no existe conocimiento explícito y, como cada vez hay más conocimiento generado que desconocemos, no tenemos tiempo para la intuición. Necesitamos más tiempo para formarnos y no nos permitimos conectarnos con el conocimiento no estructurado, no dejamos espacio para la lógica y el sentido común.
También hay que tener en cuenta que mucho de lo que se vende como formación aprovecha más a quien la cobra que a quien la recibe. Hay algunos expertos que hacen bueno el refrán de “consejos vendo que para mí no tengo”. Decía Stephen Hawking que el peor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, sino la ilusión del conocimiento. Con una mezcla de obviedades, técnicas de telepredicador y puesta en escena efectista algunas formaciones prometen soluciones mágicas y rápidas de la mano de los gurús de turno.
El sentido común también escasea y tendemos a creer que alguien tiene las “claves secretas” del éxito rápido y seguro. El engaño no viene solo de quien promete solucionarnos todos los problemas, sino también de quien quiere creer y se deja embaucar, a veces porque estos eventos son auspiciados por entidades, instituciones y administraciones públicas. Pasa como en las ferias, que hay que llenar el cartel con los “artistas” disponibles.
La paciencia, el esfuerzo y el sacrificio son palabras que no son populares. Si queremos hacer un jardín cada planta necesita sus condiciones y sus tiempos, y hay que mancharse las manos de tierra, esforzarse y sudar. Pero muchos buscan las alubias mágicas del cuento que crezcan rápido y les permitan conseguir la gallina de los huevos de oro. Olvidan que las plantas que más rápido crecen suelen ser las malas hierbas, y cuando las condiciones empeoran se secan. Los árboles necesitan tiempo y cuidados para crecer, pero pueden sobrevivir en épocas de sequía si sus raíces son suficientemente profundas.