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Conservada en Sevilla una serie original de fotos de Guernica, horas después del bombardeo

Se conserva en Sevilla por los hijos del fotógrafo que las tomó para la Legión Cóndor, Antonio Caro Serrano, fallecido en 1999

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  • Fotos de Guernica tras el bombardeo. -

Una serie de al menos una decena de fotos de Guernica horas después de ser arrasada por la aviación alemana durante la Guerra Civil se conserva en Sevilla por los hijos del fotógrafo que las tomó para la Legión Cóndor, el también militar, dibujante, cartógrafo y topógrafo sevillano Antonio Caro Serrano, fallecido en 1999.

Las fotografías, extraordinariamente bien conservadas, forman parte de los cientos de imágenes -con seguridad más de un millar- que Caro Serrano, hombre inquieto y meticuloso, fue coleccionando de su recorrido por toda España con la Legión Cóndor durante toda la Guerra Civil, de modo que sus familiares suponen, pero sin tener constancia, que debe haber copia de estas imágenes en archivos militares históricos españoles o alemanes.

 También hay fotos del resultado inmediato de los bombardeos de la Legión Cóndor en las localidades vascas de Durango, Sestao y Amorabieta, todas panorámicas, con las ciudades desoladas, tomadas desde tierra aunque alguna parece aérea, lo que los familiares de Caro Serrano atribuyen a su facilidad para encaramarse a los puntos más elevados, llevado por su afán de precisión y exactitud.

Ese afán ha hecho posible que esta colección de fotografías, además de planos, dibujos y documentos se haya conservado intacta, perfectamente ordenada y etiquetada con el lugar, el día de la fecha y las personas retratadas por la mano del propio Caro Serrano, que tras la guerra llegó a capitán de Aviación, se desempeñó como delineante y hasta abrió una tienda de fotografía.

Franco con capote de campaña 

Suyas son las fotos murales en blanco y negro de una y otra orilla del Guadalquivir a su paso por Sevilla de la época de transformación urbana de Los Remedios que todavía decoran las entradas de tantas comunidades de vecinos de ese barrio sevillano, según ha recordado a EFE con un timbre de orgullo su hija, Trinidad Caro Pardo, de 76 años, maestra jubilada y hermana del arquitecto Juan Antonio, del electrónico Antonio y de la filóloga Concha, implicados todos ellos en la salvaguarda de este legado documental.

La colección de fotografías, que la familia tiene a disposición de investigadores, cuenta con imágenes de tropas moras recién llegadas a las ruinas de la Ciudad Universitaria de Madrid, de Franco abrigado con un capote de campaña departiendo con un general de la Legión Cóndor, de las ruinas del Alcázar de Toledo por dentro y por fuera, y de Madrid los días inmediatos a la guerra -a Caro Serrano lo licenció la Legión Cóndor el 31 de mayo de 1939-.

Otras fotografías muestran blindados de uno y otro bando en Brunete, escuadrillas de aviones sobrevolando el frente durante la batalla del Ebro, barcos bombardeados y semihundidos en Gijón, también de Gijón la plaza de toros habilitada como prisión y el incendio de la CAMPSA -Caro Serrano incluso documentó a compañeros suyos, fotógrafos alemanes, mientras tomaban fotos de la interminable columna de humo-.

Otras instantáneas muestran a Franco pasando revista a la Escuadra en Vinaroz el 16 de julio de 1938, y también en un frente de batalla sentado en una silla de tijera y apoyado en un callao, y numerosas imágenes de la entrada de los nacionales en Santander, y desfiles militares y de la Guardia Mora en Burgos, también sobrevolada por escuadrillas de 'Junkers' en perfecta formación.

Catálogo de armas de los dos bandos 

Como fotógrafo documentalista, Caro Serrano también tomó numerosas imágenes de la propaganda republicana en los muros de las ciudades que iban tomando los franquistas antes de que fuese borrada, y entre las más abundantes, tanto que casi se podría hacer un catálogo de armas de la época, son las que plasmó de todo tipo de armamento, bombas, munición y mecanismos artilleros, tanto de un bando como de otro.

En la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla, Caro Serrano destacó como un brillante dibujante, por lo que al ser alistado nada más estallar la guerra, con 18 años, y demostrar que podía levantar un plano casi de memoria y trasladarlo luego a los estándares militares, fue llevado ante los instructores de la Legión Cóndor, que le enseñaron fotografía y a revelar en el vagón de tren en el que recorrió España con los alemanes.

Con los expertos alemanes hizo cuantos cursillos le propusieron de cartografía, topografía y fotografía aérea y documental en tierra -entre los dibujos más curiosos que dejó está el croquis del perfil de un avión y como él iba situado en la parte posterior del aparato, alejado de los pilotos, para visionar el plano que fotografía y disparar la cámara mediante un largo cable-.

Con todo este aprendizaje terminaría haciendo del oficio de la fotografía su pasión buena parte de su vida, una pasión que transmitió al menos a dos de sus nietos.

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