El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, afronta un nuevo e incierto mandato tras ser reelegido este lunes para el cargo en la Dieta (Parlamento nipón), donde se impuso con una mayoría simple, lo que le deja en la posición más débil que ha tenido un líder nipón de las últimas tres décadas.
Ishiba asumió el cargo de primer ministro de Japón el pasado 1 de octubre tras ganar las primarias del Partido Liberal Democrático (PLD) y convocó elecciones anticipadas el 27 de octubre, una decisión con la que esperaba asegurar de nuevo el dominio de la formación que desde 1955 ha gobernado casi de manera ininterrumpida.
Sin embargo, el descontento de la población por la inflación y el estancamiento económico y los escándalos de fondos ilícitos derivaron en una significativa caída electoral al no lograr el PLD y su socio, el budista Komeito, mantener la mayoría absoluta parlamentaria.
"Tenemos que aceptar humildemente y con seriedad el resultado de las elecciones. Aunque no sabemos cuál será el resultado de la votación de hoy, esperamos seguir en el Gobierno, escuchar sincera y modestamente las opiniones de la oposición, y tomar decisiones en beneficio del pueblo", declaró este lunes Ishiba antes de comenzar la sesión especial de la Dieta en la que fue reelegido.
A pesar de los resultados desfavorables en las elecciones de finales de octubre, el político de 67 años logró superar a su principal rival, el líder del progresista Partido Democrático Constitucional de Japón (PDC), Yoshihiko Noda, sellando su permanencia en el cargo tras enfrentarse a una oposición fragmentada, sin la capacidad de formar alianzas.
Victoria con sabor agridulce
Ishiba arrastra los escándalos heredados de su predecesor, Fumio Kishida, de quien mantiene también el núcleo de su agenda en política económica o exteriores, y los sondeos ya vaticinaban un serio correctivo para el PLD por parte de los votantes, quienes no parecen haber comprado el discurso de transparencia y reformismo.
Aunque el PLD no ha logrado sumar a nuevos socios para ampliar su coalición y perpetuar su amplia mayoría, sí ha encontrado a un aliado puntual en el Partido Democrático Popular (PDP), que ha decidido abstenerse de apoyar al antes citado Noda.
Esta formación de centro-derecha, liderada por Yuichiro Tamaki, ya ha comenzado negociaciones para que el nuevo Ejecutivo incorpore sus propuestas, como descuentos fiscales para hogares con bajos ingresos o incrementar aún más el gasto en Defensa.
La cercanía ideológica entre el PDP y el PLD en muchos temas clave puede facilitar el entendimiento entre ambas fuerzas, aunque los analistas esperan también que el partido de Tamaki aproveche su auge en las últimas elecciones, en las que logró cuadruplicar sus escaños, para presionar al Ejecutivo y aprovechar la posición débil en la que ha quedado.
El nuevo Gobierno de Ishiba, de hecho, podría caer en cualquier momento en el que los partidos de la oposición, incluido el citado PDP, decidan sumar sus votos para sacar adelante una moción de censura en su contra.
Menos conservador y experto en Defensa
Ishiba representa un perfil en cierto modo rupturista dentro de su partido, distanciándose del histórico Shinzo Abe, ex primer ministro asesinado en 2022, y del ala más conservadora, y mostrándose abierto a políticas más progresistas en lo social.
Además de calificar la baja natalidad como "emergencia silenciosa", el mandatario nipón ha dado prioridad a revitalizar las zonas despobladas de Japón, afectadas por el envejecimiento demográfico.
Con una amplia experiencia en defensa y relaciones exteriores, Ishiba es conocido como un experto en estos temas, lo que se considera una de sus principales fortalezas en un momento en que Japón afronta el entorno de seguridad más complejo desde el final de la II Guerra Mundial.
Durante la campaña para las primarias de su partido, el político japonés destacó la necesidad de abordar la creciente amenaza de China, mostrándose también favorable a dialogar más con el gigante asiático, y ha propuesto revisar el acuerdo de seguridad con EE.UU. y promover una "OTAN asiática", aunque no ha vuelto a hablar de estos temas en detalle tras convertirse en primer ministro.