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Sevilla

El reflejo del 'boom' cofrade: esperas de años en la Soledad de San Lorenzo y la Macarena

Una festividad que arrastra desde el pasado siglo un evidente crecimiento y que, con la entrada del milenio, no ha hecho más que aumentar su músculo

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  • Costaleros del Cristo de la Victoria -

Pocas festividades en España cuentan con mayor repercusión que la Semana Santa de Sevilla. Durante ocho días --diez, si contamos las cada vez más pujantes vísperas--, el patrimonio artístico de las cofradías y la idiosincrasia de la Fiesta Mayor atrae a numeroso público local y foráneo, lo que masifica las calles de la capital de Andalucía.

Una festividad que arrastra desde el pasado siglo un evidente crecimiento y que, con la entrada del milenio, no ha hecho más que aumentar su músculo. Las cofradías siguen engrosando su nómina de nazarenos y las salidas extraordinarias se convierten en habituales. Asimismo, los capataces deben hacer frente a unas listas de espera para salir de costalero muy superiores a las de las últimas décadas del siglo XX.

Rafa Ariza es miembro de la cuarta generación de capataces de su familia, que manda en en la Semana Santa hispalense en los pasos de la hermandad de la Hiniesta y la O, el Nazareno de las Siete Palabras y la Soledad de San Lorenzo. Por edad, ha coincidido sobre todo con el origen de los hermanos costaleros, en 1973. Una fecha que marcó el principio del fin de las plantillas retribuidas, para ser llevados los pasos por hermanos o aficionados al mundo del costal.

En declaraciones a Europa Press, explica que todavía en los años 80 y 90 las cuadrillas de las cofradías no iban sobradas de costaleros, una circunstancia que variaba en función de la hermandad y el prestigio del capataz. Esto permitía a muchos aspirantes satisfacer su objetivo sin demasiada demora.

Pero ya al inicio de este siglo, Ariza señala que la dificultad para 'sacar' una procesión empezó a ser más evidente, y sitúa la década pasada como un "punto de inflexión". Esto se debe no solo por el mayor interés en el mundo del costal, sino también por la mayor estabilidad en las cuadrillas. A ello, ayuda que al comienzo de los hermanos costaleros había grupos de personas que se apuntaban a llevar un paso, pero pasado el tiempo, se retiraban también en bloque, lo que dejaba espacio para nuevas incorporaciones.

TIEMPO DE ESPERA

Con todo, salir bajo una parihuela se ha convertido en los últimos años en una tarea para nada sencilla. Rafa Ariza ha detallado que, en sus cofradías, el tiempo estimado para incorporarse a una cuadrilla se encuentra entre los cuatro y siete años, e incluso algunos aspirantes han aguardado diez años para lograr su objetivo, como en la Soledad de San Lorenzo.

Aunque sí es cierto que hace unos años los costaleros novatos en Semana Santa tenían mayor facilidad para sacar en procesión al Nazareno de las Siete Palabras, corporación del Miércoles Santo, puntualiza que la lista de espera para este paso supera ya el centenar de aspirantes, precisamente por la idea generalizada de que era más accesible entrar en esta nómina.

En una hermandad con gran tirón en la ciudad como es la Macarena, el tiempo medio de espera se sitúa entre los ocho y diez años tanto para llevar al Cristo de la Sentencia como a la Virgen de la Esperanza. Según señala su capataz general, José María Rojas Marcos, "te puedes encontrar la sorpresa de gente que lleva 12, 14 o 15 años esperando", y aclara que rara vez esta espera desciende de los cuatro años. Todo ello, en función de la experiencia previa, la sintonía con el grupo, la altura para el puesto o la capacidad de trabajo.

En concreto, Rojas Marcos es capataz general de la Macarena desde la Semana Santa de 2018 y desde 2002 de la hermandad del Amor. También ha sido costalero de la cofradía de la Madrugá durante 31 años. Él explica que la lista de espera actual para 'sacar' al Cristo de la Sentencia alcanza los 170/180 personas, mientras que en la Virgen se encuentra en los 150/160 aspirantes.

Así, señala que hasta la década de los 90 no había una demora especial para salir de costalero. De igual modo que Rafa Ariza, sitúa en unos 25 o 30 años un verdadero cambio de tendencia en el costal, aunque precisa que ya se ha contenido este crecimiento en las listas de espera en su cofradía.

Anteriormente, Rojas Marcos niega que existiera un problema para cubrir las cuadrillas de la Macarena, aunque sí matiza que "había que buscar costaleros en base a la amistad de unos con otros, pero siempre y cuando fueran hermanos. Entonces se echaba mano de amigos, de gente que se sabía que trabajaba en otras hermandades. Ahora la mayoría de cofradías tienen doble cuadrilla, antes no".

MÁS LUCIMIENTO Y MENOS "ROMANTICISMO"

En el plano ya más personal, preguntado por esta evolución histórica en el mundo del costal, Rafa Ariza sí ha reconocido que añora "el romanticismo y naturalidad" en la manera de llevar los pasos hace unas décadas, para precisar que ahora "todo está mucho más preparado y estudiado". "Intentamos no dejar nada a la improvisación", puntualiza.

"Hemos ganado en que los pasos llevan más costaleros y las bandas se han reforzado, así que se ha mejorado en lucimiento en las cofradías", añade el reconocido capataz, que indica que antes, "por necesidad, los pasos iban andando y solo en momentos puntuales se tocaba alguna marcha y se lucía un poquito más". De hecho, contrasta que "si antes en un recorrido de ocho horas se tocaban 20 marchas, ahora son 60".

Rojas Marcos apunta que "ahora los pasos andan mucho mejor, más sobrado de fuerza", y que el costalero "está mucho más cuidado". En ello, influye que en épocas pasadas "había relevos puntuales en algunas trabajaderas", mientras que ahora "entran una hora y salen a la siguiente y vuelven a entrar". En este sentido, sí explica el experimentado capataz que "se ha perdido la capacidad de sufrimiento, ese conocimiento del oficio en situaciones límites, de tener que estar casi la Madrugá entera debajo del paso".

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