Un hombre como Dios manda
A José Enrique Fernández de Moya, candidato del PP de Jaén al Senado, sus amigos y compañeros le definen
Cuando truena, él ya se ha acordado de Santa Bárbara varias veces. José Enrique Fernández de Moya vive su momento más dulce, en lo personal y en lo profesional. Alcalde de Jaén desde el mes de junio, cada mañana, a las 8’30 horas, se reúne con los tenientes de alcalde para planificar el día, consciente de que las dificultades son muchas y los recursos pocos. Sus colaboradores más cercanos lo definen como un hombre “como Dios manda”, con una enorme capacidad de trabajo y con una idea clara al respecto: el trabajo en equipo. Dicen que conoce al milímetro lo que sucede en el Ayuntamiento, en cada área, en cada rincón, y que es feliz trabajando por Jaén.
Nació en 1969 cuando la Dictadura de Franco daba sus últimos coletazos. Educado en valores cristianos sus compañeros de Maristas le recuerdan como un joven muy centrado y con un hondo sentido de la responsabilidad. Profesor de Derecho Financiero en la Universidad de Jaén, donde estudió, algunos de sus alumnos le recuerdan como un docente duro, con el que no es fácil aprobar. De hecho, quienes le conocen y comparten el día a día con él saben que lo que más le molesta es la falta de trabajo.
Ingresó en el Partido Popular de Jaén a principios de los noventa y fue elegido presidente provincial de Nuevas Generaciones en 1994. Dos años más tarde daría el salto a la secretaría provincial del PP de Jaén y en 2000 se convertiría en la cabeza visible de un Partido Popular que buscaba renovarse y en la que se mantiene desde entonces.
Halagos
Durante todos estos años ha luchado como ningún otro diputado por su tierra y por las siglas populares. No ha habido ocasión en la que el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, no se haya deshecho en halagos en cada una de las visitas a la provincia. Amigo de sus amigos y enemigo de la “falsedad”, quienes le admiran dicen de él que es formal, serio, muy capaz, educado, respetuoso y concienzudo. Incluso quienes en otros tiempos fueron sus enemigos creen que es el mejor alcalde que podía tener Jaén en la situación actual.
Ahora, tras una brillante etapa como parlamentario andaluz, afrontará un nuevo ciclo en el Senado, pero por encima de todo, será alcalde de Jaén, un sueño que dicen que ha visto cumplido y que le hace sólo un poco menos feliz que pasear junto a su hijo y esposa por el centro de Jaén, por las calles de la ciudad que le vio crecer y por la que cada día se levanta y se esfuerza para mejorar.
Nació en 1969 cuando la Dictadura de Franco daba sus últimos coletazos. Educado en valores cristianos sus compañeros de Maristas le recuerdan como un joven muy centrado y con un hondo sentido de la responsabilidad. Profesor de Derecho Financiero en la Universidad de Jaén, donde estudió, algunos de sus alumnos le recuerdan como un docente duro, con el que no es fácil aprobar. De hecho, quienes le conocen y comparten el día a día con él saben que lo que más le molesta es la falta de trabajo.
Ingresó en el Partido Popular de Jaén a principios de los noventa y fue elegido presidente provincial de Nuevas Generaciones en 1994. Dos años más tarde daría el salto a la secretaría provincial del PP de Jaén y en 2000 se convertiría en la cabeza visible de un Partido Popular que buscaba renovarse y en la que se mantiene desde entonces.
Halagos
Durante todos estos años ha luchado como ningún otro diputado por su tierra y por las siglas populares. No ha habido ocasión en la que el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, no se haya deshecho en halagos en cada una de las visitas a la provincia. Amigo de sus amigos y enemigo de la “falsedad”, quienes le admiran dicen de él que es formal, serio, muy capaz, educado, respetuoso y concienzudo. Incluso quienes en otros tiempos fueron sus enemigos creen que es el mejor alcalde que podía tener Jaén en la situación actual.
Ahora, tras una brillante etapa como parlamentario andaluz, afrontará un nuevo ciclo en el Senado, pero por encima de todo, será alcalde de Jaén, un sueño que dicen que ha visto cumplido y que le hace sólo un poco menos feliz que pasear junto a su hijo y esposa por el centro de Jaén, por las calles de la ciudad que le vio crecer y por la que cada día se levanta y se esfuerza para mejorar.
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