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El cielo da una tregua a la Hermandad del Huerto

El cortejo procesional arrancó una hora después de lo previsto y se desarrolló sin incidencias

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  • El Cielo permitió la Oración -
Muy difícil se lo puso el tiempo este Lunes Santo a la nueva Junta de Gobierno de la Hermandad del Huerto que notó sobre sus espaldas el terrible peso de la responsabilidad ante una decisión nada sencilla: salir o no en estación penitencial ante un tiempo primaveral muy complicado. Al otro lado de la balanza, sin embargo, una previsión de última hora que apuntaba a una tregua en los cielos. Y la previsión se cumplió. Y el Huerto volvió a emocionar a los rondeños, en un desfile que, por lo demás, se desarrolló sin ninguna incidencia.
Una hora hubo que esperar para conocer esa decisión. De entrada, se pospuso a las 21.00 la decisión de la Hermandad; pasadas las 21.15, el nuevo Hermano Mayor, José Luis Gamarro, anunciaba a todos los hermanos en el interior de Santa Cecilia la decisión de salir. Guardada esa decisión hasta el último minuto, los hermanos no pudieron contener la alegría. Y los llantos fueron esta vez para soltar toda la emoción contenida durante todo un día de fuertes lluvias.
A las 21.30 se abrieron las puertas de Los Descalzos. Y el público abarrotaba el lugar. Cuando los rondeños vieron la Cruz de Guía, rompieron en un sincero aplauso de quienes no quieren resignarse ante una Semana Santa en la que de nuevo se ha complicado el tiempo.
Los primeros pasos del Señor, ataviado con una nueva túnica blanca terciopelo, donada por un hermano, y que además estrenaba monte calvario para la Oración, fueron de nuevo magistrales. En la cuadrilla bajo el Señor, cinco costaleros más, tras la ampliación del paso con una nueva trabajadera. Sonó magistral la música de la Banda de Cornetas y Tambores Cristo del Mar.
Y tras el Señor, María Santísima Consuelo de las Tristezas. 'Caridad del Guadalquivir', como cada año, ayudó sus primeros pasos hasta el arco de medio punto de la fachada de arenisca del templo. Allí, la complejidad de la maniobra para hacer salir el palio, en una ejecución ajustada al milímetro, mantuvo con el corazón en puño a los presentes. Cuando el paso logró levantarse salvando la dificultad, la alegría, en forma de aplausos, fluyó a raudales. Y Arunda acompañó a la Virgen.
Y el tiempo permitió el desfile.

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