El salvadoreño Farabundo Martí para la Liberación Nacional se suma a la unión fraterna y revolucionaria de quienes luchan en sus respectivos países contra el yugo imperialista norteamericano y europeo. Pero toda acción coordinada contra el sistema requiere una previa conciencia de clase muy clara por encima de los nimios e insignificantes detalles diferenciadores, secundarios y sin ninguna importancia. Porque todos los pueblos del mundo son el mismo siempre: la clase obrera, el verdadero pueblo, el que lo sustenta y le da todo lo que tiene. Por tanto, el internacionalismo es la primera norma elemental para todo movimiento avanzado, progresista y revolucionario.
No hay otra clase que, como la proletaria, se haga indispensable a la sociedad; las otras parasitan sobre la plusvalía del trabajo ajeno, el rendimiento de la producción material, donde el imperialismo mete la mano hasta la extracción de todo los beneficios, declarando guerras absurdas para aniquilar físicamente a cualquier ciudadano con iniciativas revolucionarias y para degradar moralmente a quienes osen continuar la lucha hasta la victoria. Así se desarrolla la fase más extrema del capitalismo, con esa voracidad sanguinaria, como la Historia de Latinoamérica puede corroborar. Sin embargo, el triunfo del FMLN supone otro llamado a la esperanza por el hombre nuevo socialista. ¡Adelante!