Nuestro querido poeta chileno Pablo Neruda dijo: ?Bolívar despierta cada cien años, cuando despiertan los pueblos?...
Nuestro querido poeta chileno Pablo Neruda dijo: “Bolívar despierta cada cien años, cuando despiertan los pueblos”. Está llegando de manera inexorable esa hora para todos los pueblos de América Latina, desde una punta a otra de ese vasto continente, que se extiende desde el río Bravo hasta Tierra del Fuego, que en estos primeros años del siglo XXI están despertando del prolongado letargo a los que estuvieron sometidos, con gobiernos impuestos, dictaduras proyanquis, falseo de elecciones o movimientos contrarrevolucionarios subvencionados por la CIA. En suma, están despertando de la tiranía del gran poder financiero que trató de mantener en la ignorancia a la tierra latinoamericana, sin educación académica, sin sanidad pública, sin capacidad para que sus habitantes se sintieran, en definitiva, seres humanos.
El salvadoreño Farabundo Martí para la Liberación Nacional se suma a la unión fraterna y revolucionaria de quienes luchan en sus respectivos países contra el yugo imperialista norteamericano y europeo. Pero toda acción coordinada contra el sistema requiere una previa conciencia de clase muy clara por encima de los nimios e insignificantes detalles diferenciadores, secundarios y sin ninguna importancia. Porque todos los pueblos del mundo son el mismo siempre: la clase obrera, el verdadero pueblo, el que lo sustenta y le da todo lo que tiene. Por tanto, el internacionalismo es la primera norma elemental para todo movimiento avanzado, progresista y revolucionario.
No hay otra clase que, como la proletaria, se haga indispensable a la sociedad; las otras parasitan sobre la plusvalía del trabajo ajeno, el rendimiento de la producción material, donde el imperialismo mete la mano hasta la extracción de todo los beneficios, declarando guerras absurdas para aniquilar físicamente a cualquier ciudadano con iniciativas revolucionarias y para degradar moralmente a quienes osen continuar la lucha hasta la victoria. Así se desarrolla la fase más extrema del capitalismo, con esa voracidad sanguinaria, como la Historia de Latinoamérica puede corroborar. Sin embargo, el triunfo del FMLN supone otro llamado a la esperanza por el hombre nuevo socialista. ¡Adelante!