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Mundo de golfos

No sé cómo catalogar la situación de nuestra sociedad, había que emplear calificativos muy fuertes, incluso subidos de tono; la verdad, no siempre está uno dispuesto a tumbar nuestros valores, estilo y principios en pro de dar a cada cual aquello que merece...

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No sé cómo catalogar la situación de nuestra sociedad, había que emplear calificativos muy fuertes, incluso subidos de tono; la verdad, no siempre está uno dispuesto a tumbar nuestros valores, estilo y principios en pro de dar a cada cual aquello que merece. La vida está repleta de injusticias, asesinatos, corrupciones, drogadicciones, agresiones, etc. Me parece que aquellos que tienen la obligación de corregir esta lacra no emplean la dureza necesaria para que se erradique de una vez por todas. Si los jueces aplican la ley vigente y ésta no es suficiente, los políticos tendrán que elevar otras que sean más rígidas que las actuales y castigar tantísimo delito con eficiencia. Creo con toda sinceridad que ricos, pobres, estirados y todo el mundo –desde el tan cuestionado primero al considerado último– estamos en el peor momento. El mundo está falto de salud en todos los aspectos y sobre todo de mano dura.

Mientras se arregle esto –esperemos que ello ocurra– el mundo se infla de genocidios, los recursos son cada vez más cortos, falta educación en las nuevas generaciones, salud resquebrajaba y los cambios climáticos entre otras muchas cuestiones no tienen arreglo. No se cumple el protocolo de Kyoto, los países más potentes industrialmente son precisamente los primeros en no ejecutar sus compromisos adquiridos. Ocurrirá que como consecuencia de estos incumplimientos llegará el día que nos vayamos todos a tomar… Esto no tiene remedio como tampoco lo tiene que nunca nos enteremos de toda la verdad sobre las causas que han motivado la actual crisis económica que estamos viviendo. Nos dicen que la misma tiene un carácter mundial como queriendo conformarnos, más bien justificarnos el porqué de nuestro propio mal. Pues quien haya provocado la misma en nuestra nación que busque como repararla. Lo que no deben de hacerlo es mediante apaños como quitar beneficios a unos para arrimarlos a otros. Una chapuza que puede que paguen caro en las urnas.

Hace ya un tiempo asesinaron a Mari Luz, hace unos días a Marta del Castillo. Ambas sin remisión a manos de unos sinvergüenzas, golfantes, canallas que no deben de tener sitio ni lugar entre nosotros. Vividores, cínicos y cobardes que cuando sean juzgados buscarán todos los recovecos habidos y por haber para zafarse del total y absoluto peso de la ley. Han vivido en una sociedad de libertades que ellos convirtieron en libertinaje y dispusieron de vidas que no les pertenecían. Los ciudadanos nos estamos hartando de tanto criminal, de tantos asesinos y delincuentes, que después no cumplirán, a buen seguro, en su totalidad las condenas impuestas; condenas nimias si las juzgamos a tenor de los crímenes y delitos cometidos. Todo esto llevará a que cada cual se tome la justicia por su mano. Ningún padre puede tener consuelo ni paz mientras no vea a estos asesinos pudriéndose en una cárcel de por vida. ¿Qué esperamos a establecer la condena perpetua cuando es el pueblo quien la pide a voces? Si hace falta convocar al efecto un referéndum que se emplace ya de una vez.
De seguir por esta senda caminamos muy mal y a corta o media distancia puede traernos malas consecuencias de todo tipo. Nuestra crisis económica se quiere parchear –que no remediar positivamente– con medidas proteccionistas y paternalistas a favor de quienes han ganado muchos millones y también beneficiando a quienes nunca dieron un palo al agua, escondidos siempre en las bajas laborales de la Seguridad Social. Pongamos por caso. Mundo de golfos.

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