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Lunes 03/06/2024  

Verano. Becarios. Ilusión

No me gusta la playa. Nací en enero. Soy más de invierno. Más de chimenea y noches largas. El verano es divertido porque tienes vacaciones. Pero sólo por eso. En verano la gente se mata más. Es un hecho. El calor afecta al personal y tira de navaja a las primeras de cambio. La gente se pone agresiva en todos lados. En el trabajo. En el ascensor. En la cola del súper. El calor no es bueno. Se duerme mal y se vive peor. Cansa salir a la calle pero si no sales en varios días sólo piensas en terminar con la vida de tus vecinos, los que gritan tanto, los que ponen bachata, los que ven el Sálvame, los que cantan por la mañana, los que pasan el aspirador. En invierno las ventanas están cerradas.


En verano son obras. Obras en la calle y obras en los pisos. Un verano no es verano si no escuchas un taladro a las ocho de la mañana. O a las cuatro de la tarde. Que está uno a punto de planchar la oreja, con la voz de Perico narrando la subida del Tourmalet, y de repente un taladro. Un taladro infame. Un taladro de cuatro de la tarde, que suena más. Un taladro traidor.
El verano son mosquitos. Si los de toda la vida, los trompeteros, ya eran mala gente, ahora flipas con los mosquitos tigre. Para empezar, se alimentan de repelente. Te embadurnas, te acuestas, rezas lo que sepas y te levantas devorado. Para los mosquitos tigre el repelente es como el tabasco. Le da un puntito a la carne.


A mí el verano no me gusta. Antes sí. Antes me gustaba un montón. Antes te cogían tus padres, te metían en el coche y aparecías en Nerja. O en el Valle de Arán. O en Galicia. Y luego te volvían a meter en coche y aparecías en casa y tenías mil historias para contar en el colegio. Que si vimos un incendio, que si mi primo casi se parte la crisma con la bici, que si me di la vuelta en la piscina con el flotador puesto y si no me saca mi madre, hasta luego Lucas… historias de verano.
Piscinas, incendios y bicis. Según cumples años pasas de bici a moto y de moto a coche. Las piscinas y los incendios se repiten. Como las noticias de verano. Ola de calor. Plaga de medusas. Operación Salida. Y los reportajes de los becarios. Cada verano hay nuevos becarios y cada verano buscan nuevos reportajes. Los mismos reportajes de todos los veranos. Recuerdo mi primer reportaje en el Ideal. Verano del 99. Un tema novedoso: Las rebajas. Sí. Las rebajas. Pero desde un punto de vista diferente. No. No gané el Pulitzer. Pero fue un buen verano. Hubo calor, obras y mosquitos. Pero también enorme ilusión por trabajar en un periódico. Si estos días usted descubre un reportaje poco original, léalo con atención. Es el reportaje de un becario. Estará mejor o peor escrito. El tema será muy interesante o absolutamente intrascendente. Pero en ese reportaje hay ilusión. Mucha. Y eso, en los tiempos que corren, es oro. Ojalá todos tuviésemos cada día la ilusión de un becario. Pues eso.

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