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Sábado 20/04/2024
 

Patio de monipodio

Biciabuso

Ningún vehículo debe estar por delante del peatón. Ninguno. Y ninguno debe tener licencia para circular por la acera; menos aún preferencia

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Habría que llevar siempre consigo una cámara de vídeo, para cerrarle el pico a los forofos del “derecho” ciclista a avasallar. Innobles pseudo-ecologistas, defensores de un nuevo y auto-impuesto derecho a correr haciendo “eses”, a imponer su paso por delante y por encima del viandante, e incluso a insultarle, por la “osadía” de sentirse incómodo ante tanto atropello y arbitrariedad. Personajillos con “nobleza” limitada al apellido, aseguran sentirse indignados con quienes se confiesan agredidos por la velocidad, la invasión de las aceras y el riesgo concerniente, real y ya desgraciada y por tanto indiscutiblemente comprobado.

Un equipo de gobierno municipal, “sensible” a cuanto suponga falsa modernidad y pseudo progresismo, tomó la vía rápida para, no resolver un problema -el del tráfico-, creando uno bien consistente: un ecologismo de salón arrasó árboles, maltrató jardines, ha hurtado espacio a personas y vehículos, al impedir el estacionamiento bajo la propia ventana, sugiriendo así el uso permanente del coche; todo, para ensalzar el de la bicicleta, que solamente a Tussam quita usuarios. Pese a todo, uso razonable, si no fuera por el horroroso error de colocarla en primer lugar, y desplazar incluso al peatón, de unas aceras ahora forzado reinado indiscutible de las dos ruedas; si no fuera, también por la inutilidad de carteles y advertencias sobre preferencia peatonal. Quizá la mayoría de los ciclistas no sabe leer, o necesitan gafas. Porque no ven los carteles que reconocen preferencia a los peatones, o hacen como si no los vieran. Ceguera que permite gritarles e insultarles por “invadir” lo que creen su “sacrosanto espacio exclusivo”. Debería estar prohibido conducir a miopes; en esoecial a miopes voluntarios que salen caprichosamente del carril, o hacen carreras dentro y fuera de él, porque se sienten respaldados para invadir cualquier espacio a su antojo.

Ningún vehículo debe estar por delante del peatón. Ninguno. Y ninguno debe tener licencia para circular por la acera; menos aún preferencia. Pero en vez de perseguirlo se tolera y se anima, con una ordenanza que mantiene 90 euros de multa a quien ande por el carril-bici. Flagrantes y vergonzosas discriminaciones todavía no abolidas pese a la abrumadora  mayoría del nuevo Consistorio.
La Administración continúa en su machacona labor de despersonalizar al individuo. Y saben muy bien que para eso lo mejor es presionar con leyes absurdas y mantener a la gente dividida. Comprensible, desde su dictatorial punto de vista. Incomprensible que mucha gente se deje engañar y les haga el juego, movidos únicamente por la comodidad, o -peor- por el placer de sentirse  favorecido, de gozar alguna ventaja discriminatoria, por pequeña que sea; la “satisfacción” de verse considerado superior, por encima de los demás. La Administración nos quiere borregos o antisistema. No importa que haya algún pequeño porcentaje de los segundos, porque los primeros son amplia mayoría. Y verdaderos responsables finales de todas las dictaduras y de todas las incongruencias impuestas para dominar al pueblo, manteniendo un hábil disfraz de democracia.

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