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09/06/2024  

Las dos caras de Jorge Javier Vázquez

Cuidado. Vázquez está crecidito -presenta tres programas-, el ‘share’ se le ha subido a la cabeza

El pasado 27 de septiembre ocurrió en la cadena amiga, un espectáculo lamentable, uno de esos episodios cutres que podría haber sucedido en un corral de vecinos de los años 40. El  presentador Jorge Javier Vázquez le montó un numerito a la ex-concejal de Los Yébenes (Toledo), Olvido Hormigos, reconvertida ahora en la tentación rubia (de bote) de la tele. Vázquez, al que algunas veces se le cruzan más los cables que a un electricista de feria, ni corto, ni perezoso, ni humilde, le soltó a la rutilante estrella de Los Yébenes: “¡Vete a la mierda! Sinvergüenza. ¡Anda ya sucia!”. Un momentazo  para el recuerdo que hubiera quedado ‘Deluxe’ si Matamoros, en un alarde de poner paz en la trifulca, hubiera desenvainado una navaja carcelera. Todo se andará, caballero. Descuide.
     Jorge Javier Vázquez ha pedido perdón por la escena, que, por cierto, no ha sido la única salida de tono que adorna su carrera televisiva: a Aída Nízar la llamó “hija de puta” en la edición de Supervivientes de 2011. Tampoco va a ser la última, cuidado. Vázquez está crecidito -presenta tres programas-, el ‘share’ se le ha subido a la cabeza, y regala mandobles como don Julián, el cura de mi infancia, repartía chocolatinas en la puerta del colegio de mi pueblo. A Vázquez le vendría al pelo lo que cuenta en uno de sus libros el periodista Amilibia de otro periodista, Emilio Romero, el conocido director del diario Pueblo. Escribe Amilibia: “Emilio se creía Dios. Y todos le hicimos creer que era Dios”.
     Tengo buen concepto de Jorge Javier Vázquez, más allá de estos capítulos cuarteleros. Escribe muy bien, es personal,  irónico, sentimental. Lean su libro La vida iba en serio. Lo recomiendo. Es una obra intimista, cuidada, autobiográfica, sobre el joven que llega a Madrid desde Badalona dispuesto a conquistar la capital de España de los años 70. He leído también muchos de los artículos periodísticos que Jorge Javier Vázquez ha publicado en un diario nacional. Son frescos, divertidos, bien escritos, con pegada. En ellos disecciona el mundo del corazón con una mirada particular. Me quedo con la faceta de escritor de Jorge Javier Vázquez.
      Le reconozco naturalidad delante de las cámaras, sí, pero su carrera profesional hubiera podido discurrir de manera distinta porque tiene cultura y fluidez dialéctica para hacer otro tipo de programas. No obstante, se ha rodeado de tertulianos de barrio -Matamoros, Mila, Rosa Benito...- y el resultado es lo que ustedes ven: una comida con mucha sal, tensión arrabalera e insultos diarios.
      Otra crónica del corazón es posible, admirado Jorge Javier. Con tertulianos serios, noticias irónicas y bien contadas, con protagonistas dedicados -de corazón- al mundo del cine, del teatro, de la música, de la televisión... Ahí están Plácido Domingo, Lola Herrera, Antonio Banderas, Raphael, Rafa Nadal..., personajes que necesitan salir más en la tele porque son referentes para el público. Sus vidas llevan implícito el mensaje del trabajo y el esfuerzo.
      La tele, querido Jorge Javier, es el espejo que nos devuelve la realidad que hemos proyectado. Una realidad que, por desgracia, muchas veces, demasiadas veces, al  público no nos gusta. Así de claro.

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