Las alergias atacan a los adictos al teléfono móvil
El 15% de los jerezanos puede presentar reacciones a los metales
Un botón de un vaquero, la bisutería o un simple euro pueden provocar alergia. A esta lista se acaba de sumar el teléfono móvil después de que la Asociación Británica de Dermatólogos haya dado a conocer que su uso excesivo puede dar lugar a una erupción antiestética en el rostro y las orejas. El problema lo causan los aparatos que tienen el housing o cajita de metal, que son cada vez más populares, ya que la moda vence a la funcionalidad.
El roce con la aleación de níquel contra una piel es suficiente para que nazca una alergia hasta el momento desconocida para su usuario. Así, lo explicó ayer la alergóloga del Hospital de Jerez, María del Carmen Millán. “La alergia a metales es un mecanismo de hipersensibilidad que no está mediado por inmunoglobulina E. Es decir, que los efectos que produce la puesta en contacto de las sustancias con el organismo no es inmediato. Aparecen días después del contacto, son sensibilizaciones que se van adquiriendo. Si yo toco algo con mucha frecuencia y tengo una especial debilidad, voy a desarrollar una alergia por contacto. Los síntomas suelen ser lesiones en la piel, en el caso del uso del teléfono móvil, se producen en la mejilla y en la oreja”, apunta.
Aproximadamente, un 15% de la población es alérgica a los metales. La alergóloga recuerda que “se adquiere por contacto, con esta alergia no se nace. Si toco algo muchas veces sin protección (mascarilla, guantes,…) o, por ejemplo, me lavo con demasiada frecuencia las manos, esto hace que se cree un eccema en la piel al perderse la protección natural. La piel tiene una barrera que tiene una regeneración de seis meses (va mudando las células cada veinte días), pero si yo no tengo cuidado, mi piel no volverá a adquirir todas las características que tenía inicialmente hasta dentro de medio año”.
La piel es frágil como un cristal. “Por ello, todos debemos protegernos mucho, sobre todo, las manos e hidratar nuestra piel que es una barrera que si se rompe es fácilmente atacable por agentes externos que pueden desencadenar en este tipo de reacciones” que, eso sí, no van más allá de eccemas.
Por lo menos, las alergias a los metales “no son como otras reacciones que pueden derivar en broncoespasmos o choques anafilácticos, sólo se producirán lesiones en la piel”, apostilló María del Carmen Millán.
Especial cuidado con los botones de los vaqueros y las monedas
La alergóloga del Hospital de Jerez María del Carmen Millán incide en que los que tienen alergia al metal “también tienen que tener cuidado con los botones que llevan los vaqueros y que están hechos con níquel. Los que utilizan esta serie de prendas pueden padecer lesiones eccematosas en la zona del ombligo”. Así, “los materiales que llevan níquel o cloruro de cobalto en su composición desencadenan lesiones en las zonas de contacto pero también pueden aparecer a distancia”. María del Carmen Millán recuerda que incluso “he tenido pacientes que eran cobradores de autobuses o empleados de la ONCE que, al trabajar con monedas (euros), desarrollaban alergia al níquel”.
Los ácaros del polvo también golpean fuerte este otoño
En octubre, los ácaros del polvo atacan con fuerza. La alergóloga María del Carmen Millán hace hincapié en que “estamos teniendo un otoño muy húmedo”, algo que beneficie al mantenimiento y crecimiento de estos ácaros. Ahora hay una población muy importante, por lo que la doctora aconseja que se ventilen los cuartos y la ropa que permanecía guardada, teniendo especial cuidado con los edredones, chaquetones y abrigos, aunque se hayan lavado. Las segundas viviendas también hay que airearlas.
El roce con la aleación de níquel contra una piel es suficiente para que nazca una alergia hasta el momento desconocida para su usuario. Así, lo explicó ayer la alergóloga del Hospital de Jerez, María del Carmen Millán. “La alergia a metales es un mecanismo de hipersensibilidad que no está mediado por inmunoglobulina E. Es decir, que los efectos que produce la puesta en contacto de las sustancias con el organismo no es inmediato. Aparecen días después del contacto, son sensibilizaciones que se van adquiriendo. Si yo toco algo con mucha frecuencia y tengo una especial debilidad, voy a desarrollar una alergia por contacto. Los síntomas suelen ser lesiones en la piel, en el caso del uso del teléfono móvil, se producen en la mejilla y en la oreja”, apunta.
Aproximadamente, un 15% de la población es alérgica a los metales. La alergóloga recuerda que “se adquiere por contacto, con esta alergia no se nace. Si toco algo muchas veces sin protección (mascarilla, guantes,…) o, por ejemplo, me lavo con demasiada frecuencia las manos, esto hace que se cree un eccema en la piel al perderse la protección natural. La piel tiene una barrera que tiene una regeneración de seis meses (va mudando las células cada veinte días), pero si yo no tengo cuidado, mi piel no volverá a adquirir todas las características que tenía inicialmente hasta dentro de medio año”.
La piel es frágil como un cristal. “Por ello, todos debemos protegernos mucho, sobre todo, las manos e hidratar nuestra piel que es una barrera que si se rompe es fácilmente atacable por agentes externos que pueden desencadenar en este tipo de reacciones” que, eso sí, no van más allá de eccemas.
Por lo menos, las alergias a los metales “no son como otras reacciones que pueden derivar en broncoespasmos o choques anafilácticos, sólo se producirán lesiones en la piel”, apostilló María del Carmen Millán.
Especial cuidado con los botones de los vaqueros y las monedas
La alergóloga del Hospital de Jerez María del Carmen Millán incide en que los que tienen alergia al metal “también tienen que tener cuidado con los botones que llevan los vaqueros y que están hechos con níquel. Los que utilizan esta serie de prendas pueden padecer lesiones eccematosas en la zona del ombligo”. Así, “los materiales que llevan níquel o cloruro de cobalto en su composición desencadenan lesiones en las zonas de contacto pero también pueden aparecer a distancia”. María del Carmen Millán recuerda que incluso “he tenido pacientes que eran cobradores de autobuses o empleados de la ONCE que, al trabajar con monedas (euros), desarrollaban alergia al níquel”.
Los ácaros del polvo también golpean fuerte este otoño
En octubre, los ácaros del polvo atacan con fuerza. La alergóloga María del Carmen Millán hace hincapié en que “estamos teniendo un otoño muy húmedo”, algo que beneficie al mantenimiento y crecimiento de estos ácaros. Ahora hay una población muy importante, por lo que la doctora aconseja que se ventilen los cuartos y la ropa que permanecía guardada, teniendo especial cuidado con los edredones, chaquetones y abrigos, aunque se hayan lavado. Las segundas viviendas también hay que airearlas.
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