?Barack Obama hará una regulación de la inmigración como la española?
Recuerda que Servicios Sociales y Sanidad, donde se encuadra la Dependencia, son los únicos que crean empleo.
El ex ministro de Trabajo defiende el proceso español y su interpolación a otros países
No cree que el paro llegue a superar en mucho los cuatro millones
Asegura que no habrá déficit de la Seguridad Social pero quizá haya que hacer ajustes
En tres ocasiones se refirió a la incidencia del nuevo presidente de los Estados Unidos en la política internacional, incluso tomando prestadas del presidente Rodríguez Zapatero ideas como la Alianza de Civilizaciones de la que “se burlaban porque el pensamiento neocom establecía las relaciones internacionales sobre la base de la confrontación en lugar de la cooperación y ahora por fortuna, Barack Obama ha cambiado a favor de un proceso de diálogo indispensable en el mundo”.
Lo hacía también al hablar sobre Europa y le daba un lugar destacado al futuro de la inmigración en Estados Unidos tomando como ejemplo la regulación que hicieron los socialistas en España y que se criticó desde la bancada contraria calificándola como un efecto llamada.
No obstante, antes de entrar en esa entrevista coral con el formato del programa de televisión Tengo una pregunta para usted que programó el PSOE de San Fernando en la Sala de Exposiciones GH40, es de destacar la respuesta del que fuera ministro de Trabajo y Asuntos Sociales con el primer Gobierno de Zapatero sobre las declaraciones que han metido el miedo en el cuerpo a los trabajadores de menos de 50 años.
—¿Hay que temer por el actual sistema de pensiones?
—El sistema de pensiones está garantizado y no hay que introducir alarmas y es un tema que conozco bien. No es menos cierto que lo mismo se precisan reformas en el futuro, pero todos estos que están todo el día aventando los temores de déficit, lo que quieren es otras cosas, como debilitar el modelo de protección social. Si tenemos que hacer un esfuerzo en un momento determinado por el envejecimiento de la población, pues lo haremos, pero con el sistema actual, público, de reparto que es el sistema más solidario que hay. Tenemos un importante fondo de reserva que no va a entrar en déficit este año ni muchos menos, y lo vamos a ver al final del ejercicio y por tanto creo que no hay que generar temores.
—Quisiéramos conocer qué medidas se están tomando para rebajar el número de parados. Y no se puede decir que no es una crisis económica, por que sí lo es como demuestran los datos y sobre todo las situaciones de las familias.
—Por supuesto que hay una crisis económica. Lo que yo digo es que el origen de esa crisis económica no es estrictamente económico, sino que se produce porque se han tomado unas decisiones ideológicas. Pero por supuesto que hay una crisis económica y además tremenda, la más grave que ha conocido el mundo desde el año 29 y además una crisis global. Hay crisis pero no se debe a un error de gestión técnico, macroeconómico sino a un estado de cosas que durante muchos años ha ido permitiendo que se formara esta burbuja y que estallara. Actualmente el número de desempleados es de 3,6 millones y es posible que se llegue a los cuatro millones pero no creo que se llegue a superar más allá de los cuatro, esa al menos es la impresión que yo tengo. Pero da igual, es una cantidad enorme, inmensa. ¿Pero qué se está haciendo? Primero es esencial restablecer la confianza en el sistema financiero para que fluya el crédito y creo que hemos gestionado bien esa circunstancia, hasta el punto de que después del G-20 empieza a verse una perspectiva menos pesimista por lo menos. Segundo, que a las empresas les llegue dinero y parece que los planes del ICO empiezan a fluir ya y empieza a haber una movilización muy importante de esas líneas de crédito que se elevan a 30.000 millones de euros. O el Plan E que en San Fernando han sido 17 millones de euros. En cuarto lugar, es muy positivo que tengamos unas redes sociales como Cáritas, Cruz Roja, entidades que son esenciales cuando se produce una situación de pérdida de empleo y de dificultad social para muchas personas. En quinto lugar, me consta que en la Mesa de Diálogo Social se está discutiendo la posibilidad de extender la Renta de Inserción Social para que ninguna unidad familiar o grupo de convivencia quede sin ningún tipo de ingresos. Y por supuesto, lo más importante es la recuperación económica, aunque está claro que el sector de la construcción no va a volver a estar como estuvo, por lo que hay que redimensionar el sector, quedará limitado a las necesidades del país. La inversión pública está reactivando la inversión en infraestructura y equipamientos sociales, que crea empleo y hay que utilizar las políticas activas de empleo para recualificar a los trabajadores e intentar que ubiquen en otros sectores de actividad. Todo eso va a costar tiempo y sacrificio, pero lo que hay que procurar es que los sacrificios no los paguen siempre los mismos. Lo que no es asumible es decir que todo esto se arregla con una reducción del gasto público porque si reducimos el gasto público se reduce la actividad económica.
—¿Qué nos jugamos en las elecciones europeas, además del posible ridículo de una mínima participación?
—Necesitamos tanta Europa como la dimensión del problema económico que tenemos para resolverlo y ahora que Estados Unidos se ha hecho progresista, conviene que Europa le dé la mano desde las políticas progresistas y que juntos seamos capaces de diseñar un mundo mejor. Yo creo que es una gran oportunidad y animo a la gente a que lo piense en esos términos, que Europa importa mucho porque en Europa se toman decisiones que nos afectan mucho, como la directiva del tiempo de trabajo que hemos podido parar por ahora en el Parlamento Europeo y que es tremenda. Por que si nos rompen el modelo de negociación colectiva y nos permiten que un empresario acuerde individualmente con un trabajador jornadas de hasta 65 horas de trabajo a la semana, estamos volviendo al siglo XVIII. Por eso es importantísimo quién tiene mayoría en Europa. Si el Parlamento Europeo es de mayoría progresista podremos abordar con Obama políticas progresistas y si es conservador me temo que todo irá peor.
—El presidente de Estados Unidos plantea la regulación de miles de inmigrantes como parte de la solución al problema económico. ¿Cuál es su opinión sobre el tema?
—Según la derecha española yo he hundido el país con una política de puertas abiertas. No entienden que los movimientos migratorios son universales en el espacio y en el tiempo. Desde un sentido humanista yo no puedo permitir que ciudadanos trabajando con nosotros no tengan derechos, eso se lo puede permitir la derecha y de hecho la derecha estaba encantada y por eso criticó la política de inmigración, porque afloramos 700.0000 empleos irregulares que podían manejar a su antojo. Por eso hicimos esa regulación, no una política de puertas abiertas y creo que eso es lo que tienen que hacer en Estados Unidos. Y fíjese lo que le digo, y lo hago ante las cámaras, lo va a hacer Barck Obama. Estoy seguro de que va a hacer un proceso de normalización como el que yo hice. Muy parecido. Ya están trabajando en una propuesta de esa naturaleza que supone vincular la concesión de documentación relacionada con el trabajo, ellos lo llaman pagar multas porque no tienen Seguridad Social como nosotros, y tenerlos un tiempo que luego se consolida con una residencia definitiva. Igual que hicimos aquí y ese modelo se va a imponer en el mundo directamente relacionado con el mercado laboral, porque donde no hay empleo no hay inmigración. De hecho, ahora que no hay empleo no vienen.
—Hemos avanzado mucho en igualdad pero queda mucho por avanzar, sobre todo contra la violencia de género. Pero he podido observar que en los centros educativos se utiliza el concepto de la discriminación positiva, creando en los chicos el efecto contrario de rebote, creando sentimientos de conflicto y de impotencia. Habría que plantearse quizá cómo se está enfocando en los centros escolares lo que es la igualdad.
—La violencia de género, en mi opinión, es la expresión más violenta de la igualdad. Se produce violencia de género porque hay desigualdad. Cuando hicimos la Ley contra la Violencia de Género sabíamos que era algo que se daba en todos los países pero creo que tuvimos el valor de colocarlo en el escaparate público para buscar el mejor y el mayor compromiso social. Es seguro que hay muchos fallos pero creo que esa política está dando resultados. Creo que se puede percibir que cada vez hay una mayor alianza de muchas personas en contra de las actitudes machistas y que por tanto hay un compromiso para combatirlas y la gente ya no mira para otro lado. Eso que usted dice que pasa en la escuela, que es uno de los eslabones de la línea de transmisión de estos valores, habrá que mirarlo porque de lo que se trata es de lo contrario, de arbitrar una solución en la que ambos sexos, niños y niñas, se vean como iguales, como seres cooperativos y que se respeten. Por ahora hemos tenido el valor de hacer una Ley de Igualdad que todavía tiene que rendir muchos frutos y tiene todavía un recorrido, pero si pasado un tiempo no ofrece resultados habrá que tomar decisiones todavía más drásticas.
—Con respecto al colectivo de Alzheimer tenemos dos flecos que me gustaría que me aclarase. El primero es que las unidades de Día están integradas en la normativa del Mayor y nos estamos encontrando cada día en nuestros centros con enfermos que tienen 50 ó 55 años y que hace que la ratio que nos ponen desde la normativa del Mayor sea imposible de cumplir. El otro tema es que si sobre los recursos que hay hubiese alguna particularidad sobre lo que es la paga al cuidador, ya que existen muchos puntos de Andalucía en los que gracias a la pensión del enfermo sobreviven, pero que no tienen la calidad de vida que deberían tener.
—Empezando por la segunda, yo no soy muy partidario de fijar a la familia a la atención de la persona dependiente. Yo lo incorporé en la Ley porque sabíamos que había muchas personas, sobre todo mujeres, que habían dedicado su vida a atender a un familiar y era justo que se le diera un ayuda económica y una cotización a la Seguridad Social. Pero creo que es mucho mejor en todos los sentidos el cuidado profesional, bien entendido y con los requerimientos de calidad y de control necesarios. De eso nosotros estamos bastante bien situados en cuanto a red, sobre todo debido a las familias porque hay que recordar que éstas han sustituido a las administraciones durante muchos años en la atención a la discapacidad, especialmente la discapacidad más inhabilitante. Pero es verdad lo que usted dice. Yo he visto a enfermos de Alzheimer de 46 ó 47 años y eso es muy preocupante porque se trata de una enfermedad, como todas las neurodegenerativas, asociada a la edad. Creo que tanto por las comunidades como por el Estado hay que considerar esas ratios. De todas formas, creo que es importante decir que la Ley de Dependencia se verá algún día como una ley histórica. Independientemente de su incidencia en los enfermos, en estos momentos en que se destruye empleo, sólo se está creando en la dependencia. O sea, en la Sanidad y Servicios Sociales que es donde se incorpora la Ley de Dependencia. Todo eso es positivo porque se demuestra que la política social, además de ayudar a la gente, puede ser un motor de actividad económica. Y hay que tener en cuenta que la aplicación de la Ley tiene un periodo de siete años, por lo que una vez que lleguemos al final va a tener un resultado exitoso.
—En la actualidad se han puesto en marcha campañas sobre la recogida selectiva de residuos con resultados positivos, pero creo que uno de los problemas para el que no se han dado buenos resultados ha sido la dimensión de los residuos. La pregunta es qué tipo de iniciativas va a poner en marcha el Gobierno para disminuir la cantidad de residuos, para eliminar este modelo tan arraigado en la ciudadanía.
—Hablamos de una situación difícil que precisa de una actuación multidisciplinar que hay que profundizar en ella. Hay una pregunta básica que nos tenemos que hacer. ¿El bienestar depende del crecimiento ininterrumpido de la actividad económica? Yo creo que ese concepto está en discusión, sobre todo con el modelo consumista que tenemos ahora. Creo que hay que pensarlo. Hay que hacer políticas educativas de reducción de los residuos, de una mejor diversificación y tratamiento de los mismos y de aplicar a la recuperación de los mismos energías, recursos y empleo.
—La concertación social es la mejor herramienta para solucionar una situación como la que tenemos hoy en día. Somos conscientes de que el Gobierno tiene que tomar una iniciativa para afrontar este contexto económico y esperamos que tanto patronal y sindicatos lleguen a un acuerdo. Pero en la Bahía de Cádiz la situación es más grave por las reconversiones, que es una prueba de que el mercado ha podido más que el equilibrio territorial de la actividad industrial. ¿Qué opinión le merece la situación de la Bahía de Cádiz, qué solución tiene desde un posicionamiento de izquierdas el desequilibrio que venimos soportando en esta zona?
—Coincido en el análisis y lo que puedo decir es que la salida no puede estar basada en desprotección. Si pensamos que de la situación laboral actual se sale generando más despidos, deteriorando el marco de relaciones laborales o provocando una disminución del conjunto de los derechos nos estaremos equivocando, porque eso ni siquiera les interesa a las empresas. Sólo se sale con políticas activas de empleo y formación. Es decir, si un sector no da más de sí, no tiene espacio de competitividad, hay que procurar reformular las políticas para buscar otras vías de empleo. Con el naval se produjo una situación verdaderamente llamativa. Cuando conseguimos reordenar en la SEPI el mapa naval, aquí hubo un tiempo en que se demandaba una determinada mano de obra de especialidades navales. Yo tuve que proveer con el consejero de Empleo una línea especial para intentar encontrar especialistas en distintas materias porque no había. Lo traigo a colación para poner de manifiesto que el tema de la formación es vital y que no se pueden esperar milagros de la noche a la mañana, pero sí que hay esa vía. Que hay que tener recursos, que hay que tener política social, mantener la protección al desempleo, si hay que extender esa protección habrá que hacerlo buscando el mejor modo para ello, y al mismo tiempo establecer con las comunidades autónomas la vía para la recolocación lo más intensa posible. Desde luego manteniendo la sensibilidad de que no se puede deteriorar más el derecho del trabajador.
—Ha habido una banalización por parte del neoliberalismo, pero frente a esto se ha producido otro fenómeno muy curioso y se sigue produciendo que es la endogamia y el exceso de tecnocracia en la cultura, y eso es fatal y creo que eso es lo que debe tener en cuenta un laboratorio de ideas. Qué piensa de eso, si es ideológica la crisis o cultural.
—Yo creo que es más ideológica que cultural porque los que la han provocado tienen poco grado cultural. Alan Greespam, al que yo cordialmente detesto porque creo que ha hecho un daño brutal a la Humanidad, tenía como pensadora de cabecera a una escritora, Aynd Rand, que considera que la acción social en política era uno de los ejes del mal que había que combatir a favor del individualismo feroz. Ese hombre es el que ha estado gobernando este cristo, la economía mundial, con esas ideas, por eso creo que la crisis es más ideológica que cultural. La cultura, no obstante, es algo que toda sociedad debe potenciar, porque aparte de ser un pilar del espíritu humano produce más del 5 por ciento del PIB de este país, es un sector de una actividad económica tremendo. Por tanto nos importa mucho y es una sabia decisión mantener el Ministerio de Cultura e impulsar actividades culturales porque la cultura es una muestra evidente de bienestar.
Lo hacía también al hablar sobre Europa y le daba un lugar destacado al futuro de la inmigración en Estados Unidos tomando como ejemplo la regulación que hicieron los socialistas en España y que se criticó desde la bancada contraria calificándola como un efecto llamada.
No obstante, antes de entrar en esa entrevista coral con el formato del programa de televisión Tengo una pregunta para usted que programó el PSOE de San Fernando en la Sala de Exposiciones GH40, es de destacar la respuesta del que fuera ministro de Trabajo y Asuntos Sociales con el primer Gobierno de Zapatero sobre las declaraciones que han metido el miedo en el cuerpo a los trabajadores de menos de 50 años.
—¿Hay que temer por el actual sistema de pensiones?
—El sistema de pensiones está garantizado y no hay que introducir alarmas y es un tema que conozco bien. No es menos cierto que lo mismo se precisan reformas en el futuro, pero todos estos que están todo el día aventando los temores de déficit, lo que quieren es otras cosas, como debilitar el modelo de protección social. Si tenemos que hacer un esfuerzo en un momento determinado por el envejecimiento de la población, pues lo haremos, pero con el sistema actual, público, de reparto que es el sistema más solidario que hay. Tenemos un importante fondo de reserva que no va a entrar en déficit este año ni muchos menos, y lo vamos a ver al final del ejercicio y por tanto creo que no hay que generar temores.
—Quisiéramos conocer qué medidas se están tomando para rebajar el número de parados. Y no se puede decir que no es una crisis económica, por que sí lo es como demuestran los datos y sobre todo las situaciones de las familias.
—Por supuesto que hay una crisis económica. Lo que yo digo es que el origen de esa crisis económica no es estrictamente económico, sino que se produce porque se han tomado unas decisiones ideológicas. Pero por supuesto que hay una crisis económica y además tremenda, la más grave que ha conocido el mundo desde el año 29 y además una crisis global. Hay crisis pero no se debe a un error de gestión técnico, macroeconómico sino a un estado de cosas que durante muchos años ha ido permitiendo que se formara esta burbuja y que estallara. Actualmente el número de desempleados es de 3,6 millones y es posible que se llegue a los cuatro millones pero no creo que se llegue a superar más allá de los cuatro, esa al menos es la impresión que yo tengo. Pero da igual, es una cantidad enorme, inmensa. ¿Pero qué se está haciendo? Primero es esencial restablecer la confianza en el sistema financiero para que fluya el crédito y creo que hemos gestionado bien esa circunstancia, hasta el punto de que después del G-20 empieza a verse una perspectiva menos pesimista por lo menos. Segundo, que a las empresas les llegue dinero y parece que los planes del ICO empiezan a fluir ya y empieza a haber una movilización muy importante de esas líneas de crédito que se elevan a 30.000 millones de euros. O el Plan E que en San Fernando han sido 17 millones de euros. En cuarto lugar, es muy positivo que tengamos unas redes sociales como Cáritas, Cruz Roja, entidades que son esenciales cuando se produce una situación de pérdida de empleo y de dificultad social para muchas personas. En quinto lugar, me consta que en la Mesa de Diálogo Social se está discutiendo la posibilidad de extender la Renta de Inserción Social para que ninguna unidad familiar o grupo de convivencia quede sin ningún tipo de ingresos. Y por supuesto, lo más importante es la recuperación económica, aunque está claro que el sector de la construcción no va a volver a estar como estuvo, por lo que hay que redimensionar el sector, quedará limitado a las necesidades del país. La inversión pública está reactivando la inversión en infraestructura y equipamientos sociales, que crea empleo y hay que utilizar las políticas activas de empleo para recualificar a los trabajadores e intentar que ubiquen en otros sectores de actividad. Todo eso va a costar tiempo y sacrificio, pero lo que hay que procurar es que los sacrificios no los paguen siempre los mismos. Lo que no es asumible es decir que todo esto se arregla con una reducción del gasto público porque si reducimos el gasto público se reduce la actividad económica.
—¿Qué nos jugamos en las elecciones europeas, además del posible ridículo de una mínima participación?
—Necesitamos tanta Europa como la dimensión del problema económico que tenemos para resolverlo y ahora que Estados Unidos se ha hecho progresista, conviene que Europa le dé la mano desde las políticas progresistas y que juntos seamos capaces de diseñar un mundo mejor. Yo creo que es una gran oportunidad y animo a la gente a que lo piense en esos términos, que Europa importa mucho porque en Europa se toman decisiones que nos afectan mucho, como la directiva del tiempo de trabajo que hemos podido parar por ahora en el Parlamento Europeo y que es tremenda. Por que si nos rompen el modelo de negociación colectiva y nos permiten que un empresario acuerde individualmente con un trabajador jornadas de hasta 65 horas de trabajo a la semana, estamos volviendo al siglo XVIII. Por eso es importantísimo quién tiene mayoría en Europa. Si el Parlamento Europeo es de mayoría progresista podremos abordar con Obama políticas progresistas y si es conservador me temo que todo irá peor.
—El presidente de Estados Unidos plantea la regulación de miles de inmigrantes como parte de la solución al problema económico. ¿Cuál es su opinión sobre el tema?
—Según la derecha española yo he hundido el país con una política de puertas abiertas. No entienden que los movimientos migratorios son universales en el espacio y en el tiempo. Desde un sentido humanista yo no puedo permitir que ciudadanos trabajando con nosotros no tengan derechos, eso se lo puede permitir la derecha y de hecho la derecha estaba encantada y por eso criticó la política de inmigración, porque afloramos 700.0000 empleos irregulares que podían manejar a su antojo. Por eso hicimos esa regulación, no una política de puertas abiertas y creo que eso es lo que tienen que hacer en Estados Unidos. Y fíjese lo que le digo, y lo hago ante las cámaras, lo va a hacer Barck Obama. Estoy seguro de que va a hacer un proceso de normalización como el que yo hice. Muy parecido. Ya están trabajando en una propuesta de esa naturaleza que supone vincular la concesión de documentación relacionada con el trabajo, ellos lo llaman pagar multas porque no tienen Seguridad Social como nosotros, y tenerlos un tiempo que luego se consolida con una residencia definitiva. Igual que hicimos aquí y ese modelo se va a imponer en el mundo directamente relacionado con el mercado laboral, porque donde no hay empleo no hay inmigración. De hecho, ahora que no hay empleo no vienen.
—Hemos avanzado mucho en igualdad pero queda mucho por avanzar, sobre todo contra la violencia de género. Pero he podido observar que en los centros educativos se utiliza el concepto de la discriminación positiva, creando en los chicos el efecto contrario de rebote, creando sentimientos de conflicto y de impotencia. Habría que plantearse quizá cómo se está enfocando en los centros escolares lo que es la igualdad.
—La violencia de género, en mi opinión, es la expresión más violenta de la igualdad. Se produce violencia de género porque hay desigualdad. Cuando hicimos la Ley contra la Violencia de Género sabíamos que era algo que se daba en todos los países pero creo que tuvimos el valor de colocarlo en el escaparate público para buscar el mejor y el mayor compromiso social. Es seguro que hay muchos fallos pero creo que esa política está dando resultados. Creo que se puede percibir que cada vez hay una mayor alianza de muchas personas en contra de las actitudes machistas y que por tanto hay un compromiso para combatirlas y la gente ya no mira para otro lado. Eso que usted dice que pasa en la escuela, que es uno de los eslabones de la línea de transmisión de estos valores, habrá que mirarlo porque de lo que se trata es de lo contrario, de arbitrar una solución en la que ambos sexos, niños y niñas, se vean como iguales, como seres cooperativos y que se respeten. Por ahora hemos tenido el valor de hacer una Ley de Igualdad que todavía tiene que rendir muchos frutos y tiene todavía un recorrido, pero si pasado un tiempo no ofrece resultados habrá que tomar decisiones todavía más drásticas.
—Con respecto al colectivo de Alzheimer tenemos dos flecos que me gustaría que me aclarase. El primero es que las unidades de Día están integradas en la normativa del Mayor y nos estamos encontrando cada día en nuestros centros con enfermos que tienen 50 ó 55 años y que hace que la ratio que nos ponen desde la normativa del Mayor sea imposible de cumplir. El otro tema es que si sobre los recursos que hay hubiese alguna particularidad sobre lo que es la paga al cuidador, ya que existen muchos puntos de Andalucía en los que gracias a la pensión del enfermo sobreviven, pero que no tienen la calidad de vida que deberían tener.
—Empezando por la segunda, yo no soy muy partidario de fijar a la familia a la atención de la persona dependiente. Yo lo incorporé en la Ley porque sabíamos que había muchas personas, sobre todo mujeres, que habían dedicado su vida a atender a un familiar y era justo que se le diera un ayuda económica y una cotización a la Seguridad Social. Pero creo que es mucho mejor en todos los sentidos el cuidado profesional, bien entendido y con los requerimientos de calidad y de control necesarios. De eso nosotros estamos bastante bien situados en cuanto a red, sobre todo debido a las familias porque hay que recordar que éstas han sustituido a las administraciones durante muchos años en la atención a la discapacidad, especialmente la discapacidad más inhabilitante. Pero es verdad lo que usted dice. Yo he visto a enfermos de Alzheimer de 46 ó 47 años y eso es muy preocupante porque se trata de una enfermedad, como todas las neurodegenerativas, asociada a la edad. Creo que tanto por las comunidades como por el Estado hay que considerar esas ratios. De todas formas, creo que es importante decir que la Ley de Dependencia se verá algún día como una ley histórica. Independientemente de su incidencia en los enfermos, en estos momentos en que se destruye empleo, sólo se está creando en la dependencia. O sea, en la Sanidad y Servicios Sociales que es donde se incorpora la Ley de Dependencia. Todo eso es positivo porque se demuestra que la política social, además de ayudar a la gente, puede ser un motor de actividad económica. Y hay que tener en cuenta que la aplicación de la Ley tiene un periodo de siete años, por lo que una vez que lleguemos al final va a tener un resultado exitoso.
—En la actualidad se han puesto en marcha campañas sobre la recogida selectiva de residuos con resultados positivos, pero creo que uno de los problemas para el que no se han dado buenos resultados ha sido la dimensión de los residuos. La pregunta es qué tipo de iniciativas va a poner en marcha el Gobierno para disminuir la cantidad de residuos, para eliminar este modelo tan arraigado en la ciudadanía.
—Hablamos de una situación difícil que precisa de una actuación multidisciplinar que hay que profundizar en ella. Hay una pregunta básica que nos tenemos que hacer. ¿El bienestar depende del crecimiento ininterrumpido de la actividad económica? Yo creo que ese concepto está en discusión, sobre todo con el modelo consumista que tenemos ahora. Creo que hay que pensarlo. Hay que hacer políticas educativas de reducción de los residuos, de una mejor diversificación y tratamiento de los mismos y de aplicar a la recuperación de los mismos energías, recursos y empleo.
—La concertación social es la mejor herramienta para solucionar una situación como la que tenemos hoy en día. Somos conscientes de que el Gobierno tiene que tomar una iniciativa para afrontar este contexto económico y esperamos que tanto patronal y sindicatos lleguen a un acuerdo. Pero en la Bahía de Cádiz la situación es más grave por las reconversiones, que es una prueba de que el mercado ha podido más que el equilibrio territorial de la actividad industrial. ¿Qué opinión le merece la situación de la Bahía de Cádiz, qué solución tiene desde un posicionamiento de izquierdas el desequilibrio que venimos soportando en esta zona?
—Coincido en el análisis y lo que puedo decir es que la salida no puede estar basada en desprotección. Si pensamos que de la situación laboral actual se sale generando más despidos, deteriorando el marco de relaciones laborales o provocando una disminución del conjunto de los derechos nos estaremos equivocando, porque eso ni siquiera les interesa a las empresas. Sólo se sale con políticas activas de empleo y formación. Es decir, si un sector no da más de sí, no tiene espacio de competitividad, hay que procurar reformular las políticas para buscar otras vías de empleo. Con el naval se produjo una situación verdaderamente llamativa. Cuando conseguimos reordenar en la SEPI el mapa naval, aquí hubo un tiempo en que se demandaba una determinada mano de obra de especialidades navales. Yo tuve que proveer con el consejero de Empleo una línea especial para intentar encontrar especialistas en distintas materias porque no había. Lo traigo a colación para poner de manifiesto que el tema de la formación es vital y que no se pueden esperar milagros de la noche a la mañana, pero sí que hay esa vía. Que hay que tener recursos, que hay que tener política social, mantener la protección al desempleo, si hay que extender esa protección habrá que hacerlo buscando el mejor modo para ello, y al mismo tiempo establecer con las comunidades autónomas la vía para la recolocación lo más intensa posible. Desde luego manteniendo la sensibilidad de que no se puede deteriorar más el derecho del trabajador.
—Ha habido una banalización por parte del neoliberalismo, pero frente a esto se ha producido otro fenómeno muy curioso y se sigue produciendo que es la endogamia y el exceso de tecnocracia en la cultura, y eso es fatal y creo que eso es lo que debe tener en cuenta un laboratorio de ideas. Qué piensa de eso, si es ideológica la crisis o cultural.
—Yo creo que es más ideológica que cultural porque los que la han provocado tienen poco grado cultural. Alan Greespam, al que yo cordialmente detesto porque creo que ha hecho un daño brutal a la Humanidad, tenía como pensadora de cabecera a una escritora, Aynd Rand, que considera que la acción social en política era uno de los ejes del mal que había que combatir a favor del individualismo feroz. Ese hombre es el que ha estado gobernando este cristo, la economía mundial, con esas ideas, por eso creo que la crisis es más ideológica que cultural. La cultura, no obstante, es algo que toda sociedad debe potenciar, porque aparte de ser un pilar del espíritu humano produce más del 5 por ciento del PIB de este país, es un sector de una actividad económica tremendo. Por tanto nos importa mucho y es una sabia decisión mantener el Ministerio de Cultura e impulsar actividades culturales porque la cultura es una muestra evidente de bienestar.
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