En su expresión de cara se podía interpretar de manera clara, que la mujer con la que compartía unos minutos de conversación este miércoles está contenta y feliz por el trabajo hecho a lo largo de estos días de Navidad al frente de su idea de galerista: la iniciativa Artespacio. Pero a la vez, la duda ha vuelto a su mente. Aquella vieja oficina bancaria, aun no siendo ya un local financiero ni muestra a la vista del viandante actividad económica alguna, ha cerrado sus puerta como centro neurálgico de una exposición pictórica de altos vuelos. Natalia Santos vuelve a mirar hacia adelante en busca de nuevas aventuras, de hacer realidad sus ideas y sus sueños o, sencillamente, de encauzar sus conocimientos e inquietudes con un trabajo nuevo y, si es sorprendente, mejor que mejor.
Hace un balance de este viaje por una galería efímera Pop Up, que ha sorprendido a pintores, visitantes, amantes o curiosos de la pintura, incluso a críticos, entendidos o comunicadores de la cosa cultural. El éxito se intuyó cuando se abrieron la puertas, cuando la gente se agolpó por alcanzar un lugar desde donde divisar las más de cincuenta obras de quince autores, distribuidas magistralmente por esta mujer en cada rincón de este céntrico local, envidia de muchos. Y el éxito también vino acompañado de las ventas. Sé que al artista le enorgullece la buena crítica, el mucho público, pero igualmente le satisface ver que su obra vuela a otras estancias, a otros lugares a los que quizás nunca pueda acceder. Y las ventas han sido buenas para muchos de los pintores, quizás los precios asequibles, tal vez la fecha propia de regalos y, seguramente, la gran calidad del trabajo expuesto. Y no se pueden olvidar las buenas maneras de la galerista haciendo de asesora de cada pincelada.
Natalia, que ha estado pendiente a todo, ha gozado en extremo cuando ha sido consciente que algunos de los visitantes venían exprofeso de Huelva, Sevilla, Faro, o de pueblos cercanos. Y ha disfrutado de igual modo, cuando ha tenido que atender a los medios de comunicación desplazados a cubrir tan genial idea. O cuando los comentarios que le dirigían, o los que robaba al viento, eran favorables, lo que le hacía ensanchar velas en busca de otros mares.
Los autores se han sentido agradecidos por la buena imagen del espacio, la magnífica gestión de la galerista y la puesta en valor de esos autores tanto locales como foráneos, que han dejado un gran sabor de boca en quienes han asistido a los largo de estos veintiún días a disfrutar de tanta obra. Por lo que decir que el balance de la galería efímera es positivo, es justo, además de ser la opinión de la persona que parió la idea y que supo demostrar a todos que estaba en lo cierto.
De cara a lo más inmediato, Natalia Santos, ya se ha implicado en un nuevo proyecto poético-pictórico que debe salir a la luz en un par de meses. Una nueva aventura creativa que casa la palabra y el color. Su éxito, si lo hay, ira a las manos siempre queridas de las Hermanas de la Cruz de Ayamonte.
