Existen destinos en Andalucía que ni debe perderse ni puede negarse a visitar de nuevo si ya ha estado allí. Nos proponemos mostrarle o recordarle algunos de esos encantos que posee Andalucía que, si bien son más que conocidos, no puede descartar si tiene unos días de descanso, un puente o un fin de semana para poder escaparse. Algunos son lugares con encanto propio, otros son imprescindibles si quiere adentrarse en Andalucía y otros, simplemente, pertenecen a ese catálogo de destinos al que siempre hay que volver.
El primero de ellos es Granada y uno de los monumentos más hermosos que existen en la región, la Alhambra. Llegar a la capital nazarí es perderse por sus callejuelas y su Albaicín, especialmente al atardecer, pero sin duda lo más especial es su complejo palaciego. Le recibirán los Jardines del Generalife, donde le recomendamos especialmente que siga el curso de sus aguas, escuche las pequeñas cascadas que recorren sus acequias y aprecie la melodía de paz que precede a la magia de la Alhambra. Palacios, patios, fuentes y miradores a su disposición, bajo unos techos y paredes labradas por manos casi mágicas. Y no se olvide que cerca tiene Sierra Nevada, con las mejores instalaciones para disfrutar de los deportes de nieve.
Córdoba y Sevilla
Pero si de ciudades monumentales se trata, siempre hay que mirar hacia la ciudad califal por excelencia, Córdoba, magnífico exponente de la mezcla de las culturas árabe, judía y cristiana. Bañada por el río Guadalquivir, le recibirá el puente romano y su Torre de Calahorra, magníficamente conservados, su judería y sus callejuelas que desembocan en la Mezquita-Catedral, en la que le recomendamos perderse por sus arcos de herradura y por su inmensidad. Tal es la riqueza arqueológica que posee la ciudad, que en cualquier casa del centro puede encontrar un tesoro en su interior que ver desde sus magníficos zaguanes.
Otra de las ciudades de visita obligada es Sevilla, a cuyo impresionante casco antiguo se unen barrios con historia propia como el de Triana. Ciudad universal bañada también por el Guadalquivir y con un patrimonio monumental amplísimo gracias a las culturas que en ella se han asentado. Destacan entre todos la Catedral y la Giralda, aunque junto a ellos se encuentran tesoros como los Reales Alcázares, el Archivo de Indias, el Ayuntamiento y su portada plateresca, y el Palacio Arzobispal.
Sevilla, además, está salpicada por innumerables iglesias, conventos y casas señoriales, pero también por un entramado de calles con personalidad propia, como el Barrio de Santa Cruz, y espacios al aire libre maravillosos, como el Parque de María Luisa y la propia ribera del Guadalquivir.
Pueblos con riqueza
Pero si lo que quiere es dejar las grandes ciudades, Andalucía está salpicada por pueblos que bien merecen una escapada. Por citar algunos de los más recomendables, que desde luego no son todos, si lo que busca es una estampa morisca cerca del núcleo turístico por excelencia de la Costa del Sol, acérquese a Frigiliana, en Málaga, o su versión cordobesa, perdiéndose en el castillo y en las callejuelas del barrio de La Villa de Priego de Córdoba. La belleza de la arquitectura tradicional la puede hallar en la localidad de Mojácar, en Almería, y la del urbanismo medieval, en la de Comares, en Málaga.
Otra de las características principales de los pueblos andaluces es su perfecta comunión con el entorno natural, en muchos de los casos idílicos, en el que están enclavados. Disfrute del peñón vertical que domina la localidad cordobesa de Zuheros; la habilidad con la que los habitantes de Setenil de las Bodegas han hecho de su roca parte de sus viviendas; cómo la Peña de Arias Montano preside la vida de Alájar, en la sierra de Aracena en Huelva; o cómo el Tajo de Ronda es uno de los grandes atractivos de una ciudad más que recomendable.
Monumentos naturales
Si hablamos de entorno, Andalucía está plagada de monumentos naturales en los que perderse. Cerca de Ronda, por ejemplo, se extiende la Sierra de Grazalema, de gran riqueza en flora y fauna pero también con impresionantes paisajes, y es más que recomendable la ruta por los pueblos blancos. Le espera, entre otros pueblos, Grazalema, Villaluenga del Rosario, Benamahoma, Ubrique y El Bosque.
Nos queda una seña de identidad de Andalucía como destino: sus mil kilómetros de costa. El área entre Cádiz y la Costa del Sol ofrece algunas de las playas más desconocidas con un gran encanto y que se pueden disfrutar durante todo el año, como es Torrox Costa, punto de partida para perderse por la comarca de la Axarquía, y Nerja, donde no hay que dejar de visitar ni sus cuevas ni el paraje natural de Maro con sus playas de aspecto salvaje. Y si está por la zona, la glamurosa Marbella que ofrece Puerto Banús tiene su contraste en su pequeño pueblo típicamente andaluz, aunque también puede optar por su treintena de campos de golf si le apetece disfrutar de este deporte.
Las ciudades de Úbeda y Baeza, patrimonio universal
Úbeda y Baeza son una de las pocas joyas renacentistas que se conservan en España. En un espacio de reducidas dimensiones se alza un majestuoso conjunto monumental compuesto de palacios e iglesias del siglo XVI y XVII. No sólo la época renacentista marcó la vida de sus habitantes sino que también los vestigios de la cultura musulmana y judía se pueden observar aún en sus estrechas y empedradas calles.
Úbeda y Baeza, ciudades emblemáticas Patrimonio de la Humanidad, atesoran un impresionante conjunto monumental y artístico. Baeza es un espléndido conjunto monumental de calles silenciosas y piedras doradas, donde el arte y la historia han dejado las más bellas muestras; Úbeda es donde especialmente se admira la profusión de un Renacimiento comparable al italiano, que llena la ciudad de bellísimos edificios en perfecta armonía con otros estilos arquitectónicos.
Úbeda es un ciudad artística y monumental, una de las localidades más señoriales y gloriosas de Andalucía. Castellana y renacentista, encierra una gran cantidad de monumentos, iglesias, palacios y casas señoriales.
Destacan entre ellas La Capilla del Salvador, la Iglesia de San Pablo, la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, la Iglesia de la Trinidad, el Oratorio de San Juan de la Cruz, el Monasterio de santa Clara, el Palacio Vela de los Cobo, el Palacio de las Cadenas o la Casa de las Torres, entre otros enclaves.
Por su parte, Baeza, de origen antiguo e ilustre, es una ciudad sosegada y tranquila, casi de aspecto castellano, de incomparable belleza y que encierra una concentración arquitectónica en sus calles de difícil repetición.
Ciudad donde el Renacimiento se muestra en todo su esplendor, fue inspiración de Antonio Machado y presenta visiones inolvidables a cada paso, con palacios e iglesias que alternan con las casas blancas, portadas, pórticos, torres, plazas y fuentes. Un conjunto para visitar y recrearse, del que se pueden destacar la Plaza del Pópulo, el Ayuntamiento, la Plaza de Santa María, la Catedral, el Palacio de Jabalquinto, la Puerta de Úbeda, la Universidad Antigua o el Palacio de los Majorada.
Ambas están a un paso del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, el mayor espacio protegido de España y Reserva de la Biosfera de la Unesco, y a un paso del Parque Natural de Despeñaperros, única entrada a Andalucía desde el centro de España.