En España…seguimos “matando al mensajero” pero no se nos ocurre hilar más fino, porque supondría señalar a quienes se les asignan los compromisos políticos. Se ha producido un oleaje de descalificaciones a quienes participan activamente en lo que se denomina fácilmente “tradiciones populares”. Como si fuesen, señas de identidad inamovibles, se defienden y hasta se justifican, alzándolas hasta llegar a “sentido de pertenencia comunitaria”. El salvajismo no es exclusivo, de quienes portan lanzas, estoques, banderillas, arpones, piedras…también es de aquellos seres que utilizan el maltrato animal para sus intereses particulares, para obtener el diezmo de los “votos” o el aplauso pasajero. Integremos a ese calificativo, a quienes lanzan migajas al populacho, malgastando a diestro y siniestro, los escasos recursos económicos y financieros. Responsables, somos también la ciudadanía, que consentimos el “pan y circo” cotidiano. Que seguimos viendo el Mundo, la Tierra, los ecosistemas, al resto de seres vivo, como meros objetos, propiedades inagotables, a las que se les puede someter a explotación, tortura, vejaciones… ¿Qué esperamos si en estas mismas condiciones deplorables se mantiene a tres cuartas partas de la población mundial? Si España, invirtiera más presupuesto en crear puestos laborales centrados en los valores fundamentales (ciencias sociales y educativas) no seriamos un país de claroscuros, de altibajos, de aberraciones, de corrupciones, de violencia machista. La educación y la concienciación permanente son las vías, que nos pueden alejar, de todo aquello gastador de sufrimiento a los demás. Demos otra vuelta de tuerca más, a nuestra conciencia. No somos personas, con imposibilidad de escarpar del estancamiento ideológico. Podemos liberarnos de todo lo que signifique aferrarse a lo irracional, a lo absurdo, a la crueldad…Cada día, es un nuevo empezar. Abrirnos a otros pensamientos, escuchar y comprender a quienes dan cada instante de su existencia, a la defensa de los derechos universales, son excelentes antídotos contra el embrutecimiento personal y colectivo. Por eso, insisto, todas las opciones políticas, deberían tener dirigentes, con una formación ética humanista y un bagaje extenso y directo en los valores y libertades fundamentales, oponiéndose aunque no sea lo más “popular” a aquello que signifique una atrocidad y un mal ejemplo para las generaciones presentes y futuras. Depuremos responsabilidades, participemos todas y todos. Vivir y morir dignamente, no debe ser una exclusividad para determinadas categorías. Cada ser vivo, debería ser respetado…Es diferente, utilizar los diferentes recursos naturales para la supervivencia y la cobertura de las necesidades fundamentales y mantener el ciclo de la naturaleza y otro, bien distinto, es hacer prevalecer la supremacía de algunos/as, de alimentar sus egocentrismos y apoyar sus pulsos de poder. El Maltrato no es Cultural. No es Consentible. No es Humano. Educar si es Cultural. Formar y Crecer en los derechos sin distinciones es plausible. Sensibilizar es imprescindible. Trabajemos para que la Educación sea la “punta de lanza”…