Programa cultural: la Fiesta de las Eras, nostalgia de antaño

Comienza el verano y en estos últimos días de junio y primeros de agosto queremos hacer dos recomendaciones básicos en lo que al programa cultural se refiere. La primera de ellas es musical y la cita será el próximo domingo, día 28, a cargo de la Agrupación Musical Pep Ventura que ofrecerá un atractivo programa bajo la batuta del director Jorge Molina. Para los que no deseen perdérselo: Teatro Martínez Montañés, a partir de las 21.00 horas.

En un plano muy diferente se encuentra nuestra segunda recomendación, ya en la primera semana de julio. Concretamente, el domingo, día 5, se celebrará la segunda edición de la “Fiesta de las Eras”, que tan buena acogida recibió ya el pasado año, con la participación de cerca de un millar de personas procedentes de la mayor parte de las aldeas alcalaínas. El lugar de celebración, un marco inmejorable para la ocasión, como es el Cortijo de Verdugo, en las proximidades de Ermita Nueva, a partir de las 11 de la mañana.

La filosofía de esta fiesta fue ya definida en su momento por el concejal, Rafael Hinojosa. “Tras la siega, la barcina, la parva y la limpia o aventado, esta fiesta campesina tradicional tenía un gran significado para el mundo rural, en donde se agradecía a la tierra que nos diera sus frutos, y al sol por hacer madurar las espigas.
… Trabajo y fiesta se unían alrededor de las "eras" con un mismo goce de disfrutar y compartir. La fiesta del trigo actuaba como símbolo del tiempo, marcando los meses y los años.
"Cuando las yeguas giran es el tiempo el que gira y es la era la que rueda sobre el tiempo".
La fiesta se acompañaba de grupos folclóricos y cantores, artesanía, juegos y comidas típicas como asados al palo, gazpachos y papas cocidas, cazuelas, migas cortijeras… Todo regado con vino y licores.
A través de la historia ha habido muchas maneras de trillar, desde la trilla con mayal del Neolítico, hasta la trilla de recuas en Egipto y Roma y la trilla con trillo sobre la parva, hasta hace poco.
Hoy, las cosechadoras hacen toda la labor, dejando sobre el trigal los sacos y pacas para su recogida. También la propia máquina almacena el grano y lo pasa a una tolva arrastrada por un tractor… Una cultura perdida que hay que recuperar"…